Verano de 2014. El mundo estaba lejos de estar bien pero, por lo menos, aquel agosto de hace ahora seis años sonó bastante mejor que el que recién dejamos atrás. Por ejemplo, en Italia, Marcel Dettmann y Ben Klock hacían un Ostgut-Ton representing en Cocoricò, club mítico italiano que echó el cierre el año pasado, y que supuestamente este 2020 tenía que volver a la vida pero me temo que todavía no va a poder. Ese despreocupado verano, el Mediterráneo vivía otro ajetreado trimestre con line-ups estratosféricos y fiestones por doquier. Tras la paulatina caída del minimal los años anteriores, el techno copaba ya los grandes carteles y las mejores fiestas, siendo dos nombres como Ben Klock y Marcel Dettmann nuevos iconos globales vertiendo everywhere su faceta más comercial. Y, en cierto modo, es verdad: el techno dejaba su oscuridad para lustrarse en grandes fiestas fuera de su contexto originario, y los dos residentes de Berghain contentaban a las masas en festivales, late-morning parties y open-air (y no hay nada malo en ello, aunque el comentario tenga un deje purista que tampoco tengo la potestad ni las ganas de pretender tener).
Sin embargo, que Ben Klock o Marcel Dettmann se hayan hecho más conocidos y, por ende, sus sets sean más previsibles tras años de senda exposición más allá del cerrado sonido Berghain, no significa que ambos artistas no tengan ases en la manga, que no tengan en su reserva forjada tras décadas de conocimiento algunos temazos secretos que nadie (ni el Shazam más inspirado) sean capaces de identificar.
Y diré más: que Ben Klock o Marcel Dettmann sean asociados al techno dark y contundente puro y duro no deja de ser una pequeña injusticia, porque su inclinación por el lado más luminoso, fresco y noventero/classic no deja de estar ahí, aunque se lo permitan en contadas ocasiones. De hecho, si les he citado aquí es porque a) me pasaron el chivatazo con el vídeo que podréis ver al final (sí, que nos sitúa en Cocoricò 2014) y b) porque realmente se han ganado a pulso su capacidad para sorprender incluso cuando su sonido ha estado más cerca del agotamiento (como verás en el vídeo y como deberías estar escuchando ya).
Al preparar esta première de Dj Hyperactive, aposté primero por los remixers (Mark Broom, Mari Mattham & Ricardo Garduno, Submerge & Virgil E, que efectivamente sonaban mucho más “techno” que el propio original. Y así, por esta mera inclinación hacia lo más dark, me pasaba por delante Soul de Dj Hyperactive, sin apenas darle la merecida atención. El primer error que cometí fue no escucharlo a todo volumen, cosa que intento hacer siempre, pero no esa vez. Y creedme, si no estáis escuchando ya Soul de Dj Hyperactive a un volumen decente no entenderéis de qué va la brillantez del track: ese flow de Chicago en clave techno, que suena espléndida, positiva y contagia buen flow.
Dj Hyperactive, legendario de Chicago, está en la órbita de Truncate, Submerge (uno de los remixers del track Soul, of course), Angel Alanis y Andrei Morant, o ellos están en la órbita de él. O, para ser exactos, todos están conectados, sin que nadie sea el centro directo de atención, como bien dictan los orígenes de la electrónica en Estados Unidos que Dj Hyperactive encarna como uno de los que puede dar testimonio vivo de cómo fueron, leyendas a parte.
Volviendo a Italia, a ese 2014 —no al desolador 2020—, a Ben Klock y a Marcel Dettmann, en poco más de un minuto se resume lo que es educar con gancho a las masas del beat: a la hora de elegir un track de cierre, en vez de lanzarse a por un abominable track duro y estridente, los alemanes eligieron sacar a la luz Soul de Dj Hyperactive que, seis años después, revindica y edita Illegal Alien Records con exquisita edición y soberbias remezclas que amplian, expanden y retuercen la fuerza del original.
Me pregunto, desde la sincera curiosidad, cuántos hilos habrá habido que mover, cuánta paciencia y cuánto trabajo estará detrás de este release que ha pasado años en la sombra: me recreo para mis adentros con fantasear la historia detrás de este release, es decir, qué habrá ocurrido durante estos seis años para que ese track —que se tornó viral en las redes, cuando FB tenía todavía algo de alcance orgánico, there you go— haya aterrizado, al fin, en tan buen puerto: cuál OVNI descarriado en busca de una cobijo en el que poder mostrar su verdadera identidad: qué mejor lugar que Illegal Alien Records.
Qué gran momento, además, para la llegada de Soul de Dj Hyperactive al vinilo y al circuito de novedades digitales: en tiempos oscuros, sobreviviendo a la pandemia y con el corazón en vilo a la espera de las elecciones en Estados Unidos y el percal que más Trump podría suponer, que desde Chicago Dj Hyperactive nos recuerde la fuerza de nuestro Soul con ese temazo es tan providencial como necesario.
Dicho todo esto, no nos pongamos hiperactivos —eso es solo el nombre del artista—, intentemos, a pesar de que cada día cueste más, mantener el alma abierta y la calma para no perder los pasos a la hora de bailar y, quién sabe, quizás comenzar a celebrar un cambio de ciclo en positivo. Desde los votantes de Chicago y el musicón de Soul. Ahí vamos. Allá van.