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Una entrevista con Rodriguez Jr. inédita desde 2016 de la serie Unreleased Interviews, que empezó con Juan Pablo Pfirter y recientemente Deep’a & Biri.
Rodriguez Jr. debutó hace ya más de dos décadas de la mano de Laurent Garnier, empezando ya muy arriba pero cuando la escena todavía atravesaba una etapa más que underground. Tras caer el proyecto de The Youngsters y superada la crisis creativa, emprendió carrera en solitario adaptándose a los tiempos y acercándose a otros artistas que le han insuflado ideas y con los que ha construido su propio sonido y estilo. Melódico, bailable y vinculado al sello Mobilee Records, Rodriguez Jr. continúa siendo uno de los nombres clave para entender la pista de baile a día de hoy.
Publico una entrevista inédita, realizada hace más de 3 años, cuando Rodriguez Jr. recién estrenaba su concepto de live Visualized y pasaba por Barcelona durante la Off Week para presentarlo. Durante la entrevista, hablamos tanto de su live como de sus periodos creativos, su salto tras los Youngsters, lo poco que le gusta Bruselas y los artistas que han marcado un antes y un después en su carrera, así como de la escena en Estados Unidos…& more.
Con Youngsters, por ejemplo, ya usabas equipo analógico, pero en tu live reciente has usado nuevos equipos y tecnología. ¿Cómo ha sido la incorporación de nuevas máquinas durante el proceso de prepararlo?
Siempre me planteo el mismo reto, porque he sido un fan de toda la vida de los sintetizadores antiguos, porque son muy orgánicos, hay una conexión muy física con el instrumento, pero al mismo tiempo intento buscar un balance con nuevas tecnologías y software, especialmente para crear nuevas visuales. Por eso fue muy interesante trabajar con Visualized Live Show, porque abre muchas posibilidades nuevas en términos de cómo conectar la música con los visuales, las luces y las escenas físicas.
¿Lo has desarrollado todo por tu cuenta o has trabajado con otra gente para realizar la globalidad del proyecto visualized?
Hemos trabajado con cuatro personas que están en Berlín, uno de ellos se ha centrado en los visuales generados automáticamente de forma matemática. Otra persona ha trabajado en la estructura física, para que la gente pudiese ver lo que estoy haciendo, que para mí es lo más importante. Para mí no tiene sentido hacer un live en una cabina de dj, me gusta que la gente vea cómo actúo con los instrumentos. Esta gente ha trabajado con artistas como Booka Shade.
¿Has tenido algunas referencias o influencias a la hora de plantear este proyecto o los directos?
Sin duda, en su época, Kraftwerk han sido muy importantes e inspiracionales. De hecho, fue durante uno de sus conciertos. Porque plantean un acercamiento muy minimalista a nivel artístico, en el que los visuales aportan algo a la música pero no son el discurso central, y aportan algo a la historia al mismo tiempo. En mi caso fue trabajar desde el lado de la iluminación, sin ser narrativo. De ahí que los visuales estén generados matemáticamente, es la única forma de hacerlo correctamente: no quiero distraer a la gente de la música, quiero conectar a la gente con los visuales y con la música, y poder improvisar y responder al público en función de sus reacciones. Es justo el camino medio entre lo visual y lo musical, y luego todo me sigue, en cierto modo. Los visuales no son independientes pero tampoco narrativos, ese era el reto a la hora de unirlo todo.
Visualized ha sido hecho para grandes escenarios, no funciona en un club, no tiene sentido. Está pensado para escenarios en los que la gente busca entretenimiento y conectar con algo más. En los otros espacios seguiré con mis live habituales.
Veo interesante este proyecto que hibrida los visuales pero no es narrativo, porque de este modo te permite trabajar la improvisación real con el live, y no hacer un live preprogramado.
Por supuesto, no es posible improvisarlo todo, pero todo debería girar entorno a eso, ese es el core de uno de mis directos. Tengo loops preprogramados, pero con el teclado, los drums y los efectos intento hacerlo tanto como puedo. En realidad, de eso se trata, de crear momentos exclusivos que la gente pueda recordar como especiales.
¿A qué hora planteas mejor tu directo, a primeras horas o más hacia el cierre de un festival?
Puedo adaptar el discurso a ambos momentos, lo he probado y funciona. Me gustan ambos, de hecho, y en las dos configuraciones el resultado es bueno. A primeras horas puede ser algo más groovy, también ajustando los visuales, y en horas peak puede ser de otro modo. Me parecen muy interesantes ambos.
A raíz de ello, es interesante ver que hay artistas que suelen apropiarse de los cierres, y casi no los puedes ver en otro momento. Quizás por su estilo, o por que es lo que supuestamente más se cotiza.
Creo que eso es un gran error, porque en realidad con la música se trata de ser abierto de mente. No se trata de pinchar cualquier cosa, porque tienes tu sonido y tu identidad, pero adaptarte al momento específico es muy importante. Una de mis grandes influencias desde los inicios fue Laurent Garnier, y he tenido la suerte de poder trabajar con él y aprender mucho. Garnier es tan apasionado de la música que es capaz de pinchar cualquier cosa en cualquier momento, es capaz de pinchar deep house al inicio de la sesión, luego techno, rock o drum’n bass. Para mi eso es una gran lección, y verlo al compartir cabina es memorable, porque solo quiere que la gente se lo pase bien, y de eso se trata al final.
Lanzaste un EP en F-Communications, su sello, y me preguntaba cómo fue tu contacto con él y cuál fue tu relación.
Fue a finales de los noventa, teníamos un label con The Youngsters llamado G-Funk y Laurent Garnier solía dar mucho apoyo al proyecto, y en el Sur de Francia nos conocimos en un club, de hecho. Era a principios de los dosmil, y nos dijo que quería volver a lanzar techno en su sello y que le mandásemos algo.
Dijimos, ¡Laurent Garnier quiere algo nuestro! Y nos encerramos durante tres meses en el estudio, llegándole a mandar hasta 26 canciones, producíamos cada día. Y nos dijo que quería trabajar con nosotros para un álbum. ¡Así que nos conocimos de manera casual en un club!
He leído que tienes una rutina importante creada para el estudio. De ocho a diez horas trabajando.
Sí, depende, pero normalmente me paso de ocho a diez horas cuando tengo la oportunidad de hacerlo. En los últimos años he estado viajando bastante, pero necesito tiempo para probar cosas, y me gusta ese momento en el que te sientes un poco exhausto, en el que tienes ya algo de dolor en general, y normalmente es cuando ocurren cosas interesantes a nivel creativo, ya sea de día o de noche. Siempre se trata de tiempo y de trabajo, y en hacer aquello en lo que realmente crees.
Es lo que hablábamos, hay un factor suerte, pero recuerdo que estábamos haciendo un techno que en aquel momento no era tan grande, y Laurent Garnier fue el único que nos apoyó realmente. Era un techno de Detroit con un french twist, como Vitalic o Agoria, por ejemplo.
Al final las opciones son muy, muy amplias. Y pueden ser hasta apabullantes: tanto en el estudio como a nivel de las referencias que manejas…
Creo que tienes que seguir, en cierto modo, tu identidad. Hay una línea ahí que puedes seguir, no sé si me explico. Si vas por ahí haciendo cosas aleatoriamente, hay tantos plugins que te pierdes, por supuesto.
¿Cuando dejaste The Youngsters, fue una decisión sencilla o pasaste por un período de crisis hasta encontrarte como Rodríguez Jr.?
Fue un momento de gran crisis. Fue un momento muy particular, por un lado tuve a mi hija, y a nivel musical estaba perdido en el espacio, no sabía qué hacer. Sabía más o menos lo que no quería hacer, pero no tenía una idea precisa de lo que quería. Quería que fuese melódica, muy electrónica y avanzada, pero quedaban ahí muchas posibilidades por definir. Estuve probando muchas cosas, y realmente Anja Schneider me ayudó mucho en el proceso y en tomar las decisiones correctas. Ella me fue dando consejos y realmente fue clave.
¿Conociste a Anja Schneider alrededor de 2003? ¿Fue ahí cuando se comenzó a gestar Rodríguez Jr.?
La relación con Anja es difícil de explicar, desde el primer momento que la conocí me pareció una persona increíble: tiene una visión para la música, una visión sobre la industria musical… A veces, la vida te pone delante las personas que más necesitas encontrar. Y fue alguien en quien sentí que podía confiar, algo poco habitual en este negocio. Ella fue posiblemente la única persona que me podía ayudar cuando empecé a enviarle música.
La vinculación con Mobilee y Anja Schneider ha sido importante para ti, e imagino que has establecido otros lazos con otros artistas.
Dentro de Mobilee, por supuesto. Por ejemplo, con And.Id hablamos mucho. Intentamos verlo como un hub, donde los artistas pueden interactuar entre ellos. Todos tenemos identidades fuertes y es muy interesante intercambiar ideas. De ahí la idea del Back to Back Compilation, coproducir tracks con cada uno de los artistas del sello. Pero es cierto, es muy poco habitual, ahora los sellos son más como una plataforma para lanzar música, aquí hay un proyecto global común.
El último gran proyecto que aunó a una generación de creadores en la música electrónica que recuerdo, salvando las diferencias, es M_Nus. Al final el proyecto quizás se estancó porque todos llegaron al mismo punto final, y se notaba en el sonido.
Me encantaba lo que fue M_Nus durante todo este tiempo, pero efectivamente al final todo empezó a sonar igual. Se notaba incluso en la ropa, que vestían muy parecidos. Quizás por eso algunos artistas dejaron el sello y necesitaban expresarse por sí mismos independientemente.
Pronto viajarás a Estados Unidos, y me gustaría saber lo que piensas de la escena ahí.
Es muy interesante lo que está ocurriendo. Por un lado, la escena está creciendo muy rápidamente, el bullshit de la EDM ha creado nuevos oyentes que tarde o temprano llegan a nuestros sonido, así que es muy interesante para eventos musicales y festivales. Y luego tenemos lo del Burning Man, que ha creado un vibe y una escena muy particular que particularmente me encanta. He hablado con Lee Burridge un par de veces y estoy muy agradecido de que apoye mi música, porque me siento muy inspirado por estos escenarios y mi música está pensada en parte para ellos.
Respecto a la música electrónica, cuyo lenguaje es universal, creo que es positivo que haya cuajado en Europa y que en Estados Unidos esté ganando terreno. En general, no estamos en una etapa fácil históricamente y la escena electrónica tiene mucho que ofrecer, quizás.
Creo que la idea es volver a lo que la música electrónica era en el inicio: estar unidos, compartir momentos, olvidar las diferencias o los países. Buscar un espacio de libertad, eso es lo que era la música electrónica en el inicio y lo hemos olvidado un poco. Creo que esta idea es la que debería regresar.
Ahora que hablas de los inicios, me gustaría saber también los tuyos, cómo entraste en contacto con la escena de clubes o fiestas y qué te llamó la atención.
El primer contacto que tuve con la escena fue a mediados de los noventa en el Sur de Francia. Y, efectivamente, había un montón de fiestas. En cierto modo, estaba incluso fuera de control. En playas, en el campo, en almacenes abandonados… Cada semana había algo nuevo, tenías la sensación de estar en una revolución. Todos juntos, escuchando esta música sin letra… La idea era crear algo especial en una ubicación aleatoria, así que sí fue como una revolución según como se mire.
¿Y de ahí a cuándo empezaste a producir y a dedicarte a la música?
Es difícil decirlo. Pero creo que el momento fue cuando empecé con F-Communications. Cuando tenía a gente que trabajaba conmigo en los bookings y demás, aunque siempre pensé que la música sería mi vida. Nunca pensé en esto de una manera concreta, estaba dentro de mí, en cierto modo.
Y, en cierto modo, ¿cuándo tuviste la certeza de que estabas con tu sonido propio con Rodriguez Jr.?
No sé, tienes la sensación de estar por el buen camino. Quiero decir, cuando trabajas en el estudio no tienes ninguna idea de la percepción que la gente tendrá sobre lo que estás haciendo. Pero, en cambio, cuando viajas y actúas y ves la reacción de la gente y la energía que se genera, es como dar nacimiento a algo. Fue un proceso de unos dos o tres años, pero el feedback es lo más importante.
Ahora tienes el estudio en Bruselas, y vives ahí también. ¿Cómo fue ese cambio?
Tengo que ser muy honesto contigo, ¡odio Bruselas! Llevo ya diez años en la ciudad y ciertamente no acabo de sentirme bien en la ciudad, y eso que lo intento. Pero mi mujer es belga y tiene su trabajo aquí. Tengo aquí la familia y tampoco me quiero quejar porque es muy fácil viajar y hay gente muy cool aquí. Pero, sinceramente, espero que nos podamos mudar pronto, empezando por el clima…
Digamos que eres más bien mediterráneo…
¡Por supuesto! Soy de Montpellier, solía pasar mi tiempo en la Costa Azul, Barcelona… Aquí lleva lloviendo tres semanas y eso me está matando, por ejemplo.
Ya que hablas de Barcelona, ¿cuántas veces has estado en Barcelona actuando?
Actuamos varias veces a finales de los noventa o principios de los dos mil con The Youngsters, y la primera gran actuación fue el Sónar 2001, en el oficial, actuamos antes de Richie Hawtin y yo tenía apenas 23 años y estaba como loco. Era la primera vez que tenía a 15.000 persona delante mío y fue alucinante, estaba muerto de pánico. Tenía las manos sudadas y estaba temblando. Fue un sentimiento muy extraño de potencia y vibración, con ese soundsystem…
Sónar era especialmente conocido por lanzar a algunos artistas en determinados momentos, no sé si notaste tú alguna diferencia en ese momento.
Por supuesto, quizás pasamos de una actuación al mes la semana antes a tener tres a la semana. Fue realmente ese momento cuando empezamos a viajar y a actuar por todos lados con The Youngsters. Fue realmente el inicio.
Supongo que no fue fácil adaptarte al cambio, pasar a tener más giras, conciertos, viajes…
No fue nada fácil, porque en el aquel momento no estaba acostumbrado a viajar. Al principio era como ¡wow, iremos a Singapur la semana que viene! Luego te acostumbras a ello, y hasta se vuelve adictivo, aprendes a conectar con los distintos tipos de público, a moverte… Ahora, por ejemplo, no podría pasar en casa más de quince días, necesito moverme todo el tiempo. Por ejemplo, esta semana será muy agitada: actúo el miércoles en Hungría, luego Nueva York, San Francisco, Los Ángeles… Y lo necesito terriblemente. Es algo que está dentro de mí.
En cuanto a los lives, ¿cuánto tiempo sueles desplegar con tu directo?
Como máximo, una hora y media o menos de dos, porque si no la audiencia quedaría limitada con los sonidos, así que es difícil. Pero lo he hecho un par de veces, una vez con mi cantante, Cari Golden, en Denver, Colorado. Improvisé mucho con el teclado e igual estuvimos como tres horas. Y la otra vez en Moscú, con Lazarusman, él hacía spokenword y fue una cosa parecida, empezamos a improvisar loops con las drum machines y fue lo mismo, quizás más de dos horas y media. Pero no es fácil hacerlo y, como te decía, se convierte en algo aburrido para la audiencia.
¿Y qué hay de los Dj Sets?
Solía pinchar en vinilos, me gusta. Y todavía pincho en casa, pero decidí parar en cierto modo, porque nunca me acabé de adaptar al cambio con los CDJ o Traktor, pero la manera en la que buscas la música en la maleta y demás es algo que realmente hecho de menos. Así que con vinilos podía reconocerlos muy fácilmente, por el diseño o el color. Así que no me adapté al USB, y ahora la gente está tan acostumbrada a los live y sería una decepción si apareciese a hacer un dj set. Ahora me gusta comprar vinilos y tener los objetos físicos, me gusta el ritual de sacarlo de la funda, ponerlo y escucharlo.
A mí me ocurre con los libros, me gusta tener algunos ejemplares físicamente, organizarlos, seleccionar el que voy a leer, y es como un proceso manual. Quizás estemos entrando en un mundo demasiado “mental”, en el que todo ocurre a través de la pantalla y tu mente.
Totalmente, y sí es cierto que con los libros es el mismo proceso de ritual. Además, como decías respecto a las pantallas y el mundo digital, hay una cosa que estamos perdiendo, y es que gran parte de nuestra memoria es olfativa, recuerdas por lo que hueles, y por lo tanto un archivo digital no huele nada, y lo estamos olvidando. Si hablamos de libros, por ejemplo, me encanta su olor, tiene ese olor fuerte y orgánico, y también me pasa con los vinilos. Así que con el mundo digital nos olvidamos de los sentidos.