Juan Pablo Pfirter y la música electrónica crecieron al mismo tiempo en la Argentina de los 90; en concreto, cuando el techno era tan desconocido que definirlo como underground era incluso exagerar.
La radio era la mejor manera para seguir los avances electrónicos, pero para Pfirter pegarse al dial desde casa no era suficiente, y menos pudiendo acudir como público al programa que mostraba los sonidos electrónicos que férreamente conquistaban su atención y copaban su curiosidad creativa.
Todavía siendo un adolescente, Pfirter pasaría de espectador a selector en las ondas. Desde entonces hasta ahora han más de 20 años y muchísimas cosas. Pfirter ha hecho del techno su profesión y de su tiempo en el estudio la que es su mayor y más cuidada rutina creativa. Residente en Barcelona, profundo conocedor de la escena de clubes europea y recién incorporado al flamante sello de Óscar Mulero PoleGroup, Pfirter sigue produciendo implacable y manteniendo con Jonas Kopp desde 2006 un sello que apunta tan alto como su nombre: MindTrip.
Unreleased Interviews | 001
Pfirter
Hace ahora 2 años, Juan Pablo Pfirter y yo nos encontramos en mi casa de Barceloneta para mantener una charla que publico en la serie de entrevistas Unreleased: entrevistas fuera de serie con artistas atemporales.
Tu incursión en la música electrónica fue realmente temprana, el fenómeno apenas comenzaba a extenderse más allá de sus núcleos duros de Berlín y Detroit, ¿Tuvo que ver con el trabajo en una radio de Buenos Aires?
Sí, empecé desde muy chico a trabajar en la radio, sería entre los años 1991 y 1992.
¿Tenías un programa sobre música electrónica?
La música electrónica me gustó desde pequeño y en Argentina solo había una radio le prestase atención. Comencé a asistir al programa como público y luego me hice amigo de la gente que trabajaba ahí. Al cabo de unos años pude tener mi programa y difundir la música que me gustaba, tanto nacional como internacional. Ponía la misma música que yo pinchaba en los clubes, pero también me obligaban a poner otra música, ya sabes cómo son las radios. Con los años fui ganando una mayor independencia y logré poder poner solo la música que yo quería.
Dejé la radio alrededor de 2007, porque me era imposible seguir ahí. Los medios de comunicación han cambiado mucho desde aquellos años noventa. Antes había una independencia dentro del ámbito artístico y en ciertos contenidos pero, hoy en día, los medios de comunicación prácticamente te dicen qué música tienes que poner.
Supongo que el hecho de iniciarte por curiosidad y preguntando solo por curiosidad y admiración fue determinante para que pudieses seguir sin forzarte. Por contra, a veces los contactos se realizan solo de forma interesada y, más allá de la afinidad musical o el aprendizaje, se busca un resultado concreto y material. Pienso en cosas como conseguir publicar en EP o lograr pinchar en determinado club o festival.
Este es uno de los grandes problemas de hoy: todo el mundo busca el resultado del éxito inmediato. A veces me pregunto qué es lo que quiere la gente, si quieren un sello solo para decir que lo tienen o si realmente hay un concepto detrás.
Imagino que en esos años, la escena techno en Argentina, era muy minoritaria.
Sí. De hecho, me atrevería a decir, que en Argentina, la música electrónica no era underground, era marginal. Yo solo me enteraba de las fiestas yendo a las tiendas de vinilos o, muy de vez en cuando, por algún amigo. Porque, en otros ámbitos, como por ejemplo en la escuela, mis compañeros no sabían lo que era el techno ni la música electrónica.
Recuerdo que las primeras fiestas a las que fui tenían un line up increíble. Apenas éramos cincuenta personas bailando y la policía podía llegar en cualquier momento y cerrar el lugar. Podías ver a Ricardo Villalobos pinchando en una casa o en un club y eran exactamente las mismas condiciones.
A principios de los 2000, la música electrónica se masificó, pero ni la infraestructura de los clubes ni tampoco la mentalidad de los promotores estuvo a la altura. En Argentina, la regla general ha sido la de «traigamos algo que llene el club y vendamos el estilo que quede mejor».
Actualmente, lo que sí que ha mejorado en América Latina es el interés de la gente y el conocimiento de la música y sus subgéneros. La gente se está haciendo fan de un sonido en vez de limitarse a seguir a un artista en particular.
¿Siempre estuviste en el lado más techno, como en el que estás ahora, o pasaste por otros estilos?
Cuando empecé a principios de los 90, mi estilo era más abierto y variado dentro de la música electrónica. Mis primeras influencias venían del lado más oscuro e industrial, algo que aún perdura en mi música. Con los años me fui focalizando más en el techno.
En tu día a día, ¿cómo compaginas la producción con las giras y tu cotidinidad?
Intento pasar todo el tiempo que puedo en el estudio, sin llegar al punto de que se convierta en algo nocivo. En este sentido, no me planteo retiros creativos, mi manera de producir se basa en el día a día.
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Estoy muy acostumbrado a mis monitores, a la sala y a trabajar en un lugar confortable.
En 2006 fundaste tu sello MindTrip. Luego, en 2012, le diste un giro. ¿Cuál fue ese cambio? ¿Te replanteaste la filosofía, la manera de trabajar o la línea musical?
En 2012, MindTrip hizo un gran cambio respecto al inicio. En 2006, el sello lo arrancamos Jonas Kopp y yo y pensábamos en editar música nuestra y de nuestros amigos utilizando solo el formato digital. Era más fácil y en aquel momento este formato apenas estaba comenzando.
Sin embargo, yo me sentía muy limitado trabajando solo en digital. Por eso nos abrimos también al vinilo. Creo que el filtro de calidad es mayor si se trabaja con vinilo porque permite reforzar el concepto del sello desde más puntos: desde el arte de la cubierta hasta la distribución o la promoción en prensa. Con el vinilo puedes trabajar con un concepto más completo que, según creo, pierde la esencia en formato digital.
MindTrip también ha cambiado en cuanto al equipo de personas involucradas en el proyecto: tenemos una persona que se ocupa del arte con sus dibujos y personas que se dedican a trabajar con la prensa y los medios. Cuando empezamos éramos dos y algún amigo que nos apoyaba con la difusión de los temas. Hoy MindTrip está mejor edificado y organizado conceptualmente.
¿Cuándo viste que, para seguir con MindTrip, era necesario emprender la edición de vinilos?
Vi esa necesidad en MindTrip cuando me mudé a Europa. Vivir en Europa hizo que mi contacto con las distribuidoras fuese más directo y cercano y me sentí preparado para encargarme de algo que me iba a requerir más energía y tiempo. Además de eso, también creía que ya contábamos con el material de calidad suficiuente para dar ese paso.
Sé que el proyecto de MindTrip no está planteado para generar beneficios como último objetivo en sí, ¿pero has conseguido que sea sostenible?
El objetivo no es generar una ganancia, pero sí lograr un mínimo de éxito y que sea sustentable. Si algún día deja de serlo, tengo muy claro que no lo voy a seguir manteniendo.
¿Trabajáis atendiendo las consultas de la gente también en vinilo? ¿Os contactan regularmente?
Sí, nos piden en especial los primeros releases que salieron en la anterior distribuidora que teníamos. Los releases de aquel período están agotados y, al trabajar ahora con otra gente, no tengo manera de hacer una reimpresión. De hecho, hay un release, el número tres, del que ni siquiera yo tengo copia.
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