Nicole Moudaber trabajó durante años en la industria de la música electrónica pero no se planteó saltar a la cabina con sus discos. Al final, terminó por dar el paso y en pocos años, respaldada por los grandes de la escena, se convirtió en una estrella que mueve multitudes en todo el mundo.
Dejó Líbano perseguida por la censura impuesta en las fiestas que organizaba y desde entonces centró su vida entre Londres e Ibiza. Aclamada muy especialmente en Estados Unidos, Nicole Moudaber es uno de los nombres clave de Dreambeach Villaricos 2016.
Si bien son muchos los djs que alternan las actuaciones en festivales y clubes a lo largo del año, parece que los promotores de festivales confían especialmente en lo que la artista suma con su talento. Empezó el año en el Stereo de Canadá, y desde entonces ha pinchado en el BPM (México), Awakenings (Holanda), Time Warp (Alemania), Solar Easter (Bulgaria), y más recientemente el Coachella Festival (Estados Unidos) o Dreambeach Villaricos.
Update! A dos años de esta entrevista, Nicole Moudaber sigue visitando las zonas mediterráneas y ofreciendo su arte electrónico a un séquito de clubbers cada vez mayor y experimentado.
Vanity Dust: En general, los festivales suelen restringir el tiempo de las sesiones en comparación con los clubes, ¿cómo has desarrollado ambas vertientes?
Nicole Moudaber: Depende de la energía del público. Ya sea en un espacio u otro, suele ser muy positiva y en este sentido no hay prácticamente diferencia. Los cambios se encuentran en el set en sí mismo. En los festivales planteas el set de dos horas centrándote en los temas más conocidos y pisteros. En los clubes tienes más libertad para contar toda una historia.
Sin embargo, pinchar durante más de seis o siete horas no está al alcance de cualquier dj.
No es fácil, porque hay djs que apenas varían el tipo de música cuando pinchan. Con un estilo tan limitado dentro de tu selección musical no puedes plantear un set de ocho o nueve horas seguidas. Para lograrlo, necesitas tener un bagaje musical mucho más amplio y el conocimiento suficiente para conectar distintos géneros dándoles un sentido.
Hay djs que directamente ni se plantean esa posibilidad, la de proponer un viaje que dure incluso más que un vuelo transatlántico. ¿Respecto a qué artistas o influencias te abriste a las sesiones que se sabe cuándo empiezan pero no cuándo acaban?
Al trabajar previamente como promotora, contraté a multitud de artistas y salí prácticamente cada noche y pude hacerlo en varios lugares del mundo. Fue en estas noches de club en las que aprendí de primera mano a valorar este tipo de sesiones. Lo aprendí de los mejores: Danny Tenaglia, John Digweed. Eran capaces de construir sets increíbles que sobrepasaban las 12 horas. Lo que retuve de esas actuaciones intento trasladarlo ahora a mis sets.
¿Empezaste a trabajar como promotora en Beirut?
Estuve mis primeros tres años trabajando en Beirut como promotora y luego me mudé a Londres. Durante cinco años y medio, programé una noche al mes en un club de la ciudad, el Turnmills. Contraté a más de quinientos djs durante esos años. En cuanto a djs españoles, recuerdo en particular a Chus & Ceballos y la vez que traje a Paco Osuna en su primera actuación en Londres. Durante todo este tiempo pasaron djs muy diferentes entre sí, mi apuesta fue mantener una programación variada.
A lo largo de ese tiempo nunca me puse detrás de los platos con la idea de pinchar. Ni siquiera se me ocurrió la idea de hacerlo. Hace solo poco más de cinco años que decidí dedicarme a la música. Fue en ese momento cuando me encerré en el estudio y traté de aprender todo lo posible.