El próximo 8 de marzo llega nuevo VA del sello Faut Section, reputado sello del dj y productor portugués Lewis Fautzi. El release se llamará Collective Ethic y plantea un viaje de alto voltaje por la senda del techno que siguen explorando conocidos productores a lo largo de este año de parón clubber, en el que ellos, como muchos otros, han seguido dándolo todo en el estudio para no dejar de alimentar el sonido de la pista, con o sin ella.
A esto, sin duda, hay que llamarle ética colectiva, y ganas de no perecer en esta travesía por el desierto —y no hablamos de Burning Man ni de Monegros, sino de de un mundo en el que las condiciones óptimas para bailar se han extinguido en cuestión de un año y son incómodas como sentarse en un cactus—.
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De entre los tracks del release, estrenamos en exclusiva el trabajo de Michel Lauriola, Central Negativity.
A lo largo del último año de trabajo en estos lares, el nombre de Michel Lauriola ha sido escrito varias veces y citado por diversos artistas que han pasado por el site, con lo cual era un must poderlo recibir por todo lo alto con una première de este calibre. De entre las menciones al artista nacido en Venezuela, recuerdo en especial la de Augusto Taito, que lo citaba en su You Play I Write como mentor y fuente constante de inspiración. Michel Lauriola lleva muchos años como productor, y una encomiable cifra de releases propios y remezclas (o remezclas que le han hecho a él) —más de 300 tracks entre todo ello, por poner una cifra inexacta y alucinante—. Lauriola ha sido remezclado por Takaaki Itoh, Nole, Lex Gorrie o Gabriel d’Or & Bordoy y ha remezclado a tantos otros nombres, como Joaquin Ruiz o Dr. Cyanide (PWCCA). Y nos quedamos cortos, esto es solo un leve warm up para ponernos en contexto y trazar conexiones.
De hecho, Lauriola ha lanzado en los últimos años en sellos como Affekt de Alex Dolby (en 2015 y 2016), Animal Farm (2016), Injected Poison (2018) o, el que aquí nos ocupa, Faut Section, con un EP llamado Mutual Interest el pasado 2020.
Mutual Interest ya es un nombre que nos transmite, por lo menos a mí, cierta frialdad, porque el mutuo interés suele venir acompañado de ciertas expectativas respecto a qué se puede sacar del otro, en una tendencia social que ha acabado asentándose y en la que todo tiene que ser a) rentable b) aportar algún tipo de beneficio personal tangible. De ahí que muchas veces las amistades se generen, no alrededor de intereses comunes, sino de interés mutuo, que es algo muy distinto. Lo que otras veces podría llamarse con el eufemismo de win-win, visto desde esta óptica nos remite a una falta de bondad, auspiciada en todo caso por el interés propio de ambas partes que esperan sacar algo del otro. Ya estamos, digamos, en una situación de tensión y expectativa mutua, pero, ¿qué ocurre si eso no solo no se da, si no que además una de las partes se queda insatisfecha? Entramos ahí en la Central Negativity, eso seguro, un cruce conflictivo que tiene como epicentro un bloqueo total de las good vibes. Adiós amistad, hola rencillas perpetuas y críticas por la espalda.
Pero la Central Negativity afecta también a otros planos, más allá del mutuo interés, y es precisamente lo que puede dinamitar la ética colectiva (Collective Ethics), ese permanecer juntos a pesar del mal tiempo y de que haya intereses de por medio. Justamente, el track de Michel Lauriola aspira todo el mal rollo posible y lo filtra para convertirlo en solidez, en un track capaz de arremeter contra viento y marea, de darnos la entereza para superar los vaivenes personales y colectivos y centrarnos en lo que importa: la confianza mutua. El Mutual Interest pasa a ser así algo como Mutual Trust, y la Central Negativity se convierte en Pushing Positivity. Esta ha sido la actitud de los diez participantes en el release: A Thousand Details, CRAVO, Endplate, PWCCA, Takaaki Itoh, Temudo, Uväll, Vertical Spectrum, Vil y Michel Lauriola. Y si te preguntas por qué el potente track de Michel Lauriola se llama Central Negativity y no Pushing Positivity es —obviamente él es el único que realmente lo sabe, en mi caso hago una mera interpretación— porque, a veces, en el arte se trabaja desde las cosas que nos afectan y nos incumben o nos hacen pensar, y no intentando lanzar temas con nombres de manual de autoayuda —hace falta explorar nuestras oscuridades, como bien dice Jorge Carrión—. Trabajar desde el bajo fondo, las tensiones y las injusticias para sublimarlas con música es precisamente uno de sus mayores valores, algo que quienes juzgan el techno por ser siniestro y arrollador no acaban de entender: la oscuridad en el arte es una reflexión respecto a aquello dark que nos rodea, o la que podemos sentir dentro de nosotros en ciertos momentos. Identificarnos con ella no nos hace más oscuros, nos hace más libres, más conscientes, más sabios, quizás.
De ahí que Collective Ethics y sus diez nombres conformen un panorama más que alentador y positivo (aunque con nombres de tracks no siempre shiny), un notable trabajo compilador de Lewis Fautzi, que sigue ofreciendo desde Faut Section un sobrado abanico de sonidos. Imaginaos cómo va a sonar todo esto cuando puedan salir de su guarida. Y llenar los clubes. Como siempre me digo, queda menos. A saber cuánto, pero menos. Mientras tanto, gracias por esta Ética Colectiva.