Tras su soberbia y reciente aparición en el arranque de Dust Trax junto a KOTEC (cuando Loss of Balance y KOTEC se juntan en el estudio firman como K&L) y su track YT-1300, Loss of Balance firma ahora un nuevo solo EP que edita el proyecto que ambos productores llevan adelante contra viento y marea: Rhod Records.
El EP se llamará Unnecessary Time y llegará el próximo 1 de mayo de 2021. Compartimos en exclusiva el track Lack of Self-Discipline y lanzamos una senda reflexión al respecto.
El ser humano tiene un gran trasiego y una confrontación permanente con el tema del tiempo. Por un lado, es el bien más preciado, siempre escasea. Por otro, cuando lo tenemos, se nos escurre por entre las pantallas, la tediosa cotidianidad o, aunque nos cueste asumirlo porque no suena muy bien, el aburrimiento.
Nos encanta estar ocupados, ir siempre liados. Soñar con otra vida en la que dispondríamos de tiempo para nuestros proyectos y viajes (si no hay una pandemia de por medio), para ver más y mejor a nuestros seres queridos… Mientras que cada uno gestiona el tiempo como buenamente puede, por otro lado hay una versión más nítida de nosotros mismos que, en mejores condiciones, seguro que lo estaría gestionando mejor. ¿Dónde está esa versión? ¿Cuándo lograremos que se apropie de la realidad y deje de ser un espejismo o una mera proyección de nuestro super-yo freudiano?
Con un sonido excepcionalmente curtido y despejando cualquier atisbo que nos acerque a la electrónica de fácil escucha —no, amigos, para eso ya están las engañosas listas de YouTube en plan “Techno Mix 2021”—, Loss of Balance nos lanza una serie de tracks que cuestionan nuestra manera de gestionar el tiempo o nuestra percepción de cómo lo hacemos. ¿Qué es el tiempo innecesario? A veces, por ejemplo, veo a según que gente en la calle soberanamente aburrida, incluso en los bares, ya por la mañana, parece que estén absolutamente desbordadas por no saber qué hacer con el paso de las agujas del reloj. Por otro lado, el capitalismo (y su obsesión por la productividad y el bienestar), nos presenta a sus súbditos hiperactivos en las redes sociales: incluso en pleno COVID, podemos verles yendo a la montaña, surfeando, haciendo yoga, trabajando en la oficina, en casa, leyendo, comprando, jugando, bailando, cada 3 horas comparten alguna cosa que están haciendo con absoluta satisfacción y dedicación. Sencillamente, son tan plenamente felices y hábiles en la gestión del tiempo que no pueden parar de documentarlo. Y creen que nos lo creemos. O quizás algunos se lo creen. Otros, hacemos scroll y nos guardamos la vergüenza ajena y la discreción para no entrar en donde no nos llaman.
Premiere: Loss of Balance — Lack of Self-Discipline [Rhod Records]
Otro de los asuntos que nos incumben, y que Loss of Balance aborda sin rodeos, es la polémica sobre la disciplina. En las sociedades que se autodenominan “avanzadas”, la disciplina ya no es algo que venga dado por un orden superior opresor, sino que es el propio individuo, sumiso y comprometido, el que se autodisciplina para estar a la altura de a) su trabajo b) su familia c) su papel como consumidor d) sus obligaciones tributarias e) suma y sigue.
El propio individuo se compromete con timings, entregas, horarios, exigencias múltiples, sin descanso. Día tras día. Y, si algo falla, se culpa a sí mismo por ser un maldito vago, por no estar a la altura, por no llegar a todo lo que debería. La paliza hacia nosotros mismos por no haber montado TESLA con nuestro tiempo libre o no haber cambiado la Historia de la Literatura a los 25 años en constante, infumable, vergonzosa, y con ello debemos lidiar. Pero claro, rodeados de historias de superación (como la de los inventores de la vacuna de Pfizer para el coronavirus, sin ir más lejos), parece que cualquier cosa que no hagamos que no sea excepcional sea una pérdida de tiempo. Unnecessary Time, vaya. Tiempo del que disponemos y que hemos hecho innecesario, sobrante, un excedente que no nos merecemos. Esa siesta de más, ese rato perdido viendo las redes. Ese tiempo es justo el que nos impide alcanzar nuestros sueños, culminar nuestros proyectos… Y todo por falta de disciplina propia, ¿verdad?
Lack of Self-Discipline es un tema incómodo, con múltiples sonidos que interfieren lo que sería el devenir agradable de un track. Cargado de tensión, uno se imagina dando vueltas por la habitación, nervioso por por no haber actuado según se espera de él/ella. Fumando, vapeando, dándole al café en exceso, compulsivamente agobiado por no lograr nunca responder con la disciplina necesaria ante los retos de la vida, del jefe de turno, de quien sea.
Puede ser también visto al revés: un track para romper cadenas, un crudo despertar en el que uno se plantea: ¿por qué narices tengo que comportarme siempre como se espera de mí? ¿Por qué tengo que estar siempre obedeciendo timings, órdenes, mandatos? De este modo, todos los sonidos que copan el track, las cadenas, el timbre, el bombo desacompasado, la percusión y el despliegue del tema, avanzan como un ejército de Anonymous que se subleva ante lo políticamente correcto, ante un capitalismo desbocado y arrollador que pretende adoctrinarnos subliminalmente a base de tutorial de YouTube —adelgaza, haz deporte, aprende a tocar el piano, a cocinar los platos de un Restaurante Michelín—. ¡Basta ya! Lack of Self-Discipline no sigue ningún ritmo aparente, ni una lógica de club, pero en cambio nos seduce y nos atrae por atreverse a cruzar las líneas de lo convencional, de lo típico y masticado, como cuando tu papi te hacía el avión con la comida para ponértelo más fácil, si cabe, con aquello que no te gustaba comer cuando de muy pequeño la liabas a la hora de la cena.
Se acabó la paciencia, se acabó justificarse, se acabó vivir rendido al reloj. Esa quizás sea la buena disciplina: el compromiso a no someterse ante las exigencias, a no bajar la guardia ante la necesidad de siempre hacer más, de sufrir por no estar siempre productivos. Como un mantra liberador, Unnecessary Time de Loss of Balance nos recuerda que el tiempo es algo de cruda digestión, que siempre acaba pasando (tarde o temprano), y que bien haríamos en no tomárnoslo tan a pecho, tan en serio. Si tanta prisa tiene, déjalo pasar.