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El sonido de Kevin Over es techno que suena a house o house que suena a techno pero nunca encontrarás en temas como Brooklyn Paranoia o Retrovision una fórmula tech-house del montón
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La incorporación de Kevin Over a Mobilee Records confirma lo que se desprende al hablar con él: mucho curro, caña en los márgenes del circuito comercial y nada de prisas, ni para salir a pinchar ni para dejar los platos a la hora que toca cerrar
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Kevin Over nació en 1991 y sus primeros tracks los hizo sin haber pisado un club. Cuando ya tuvo la edad para entrar en ellos, su impacto fue tal que estuvo varios años empapándose de sonidos antes de volver a producir.
Me ocurrió escuchando sus temas y de nuevo cuando hablé con él, su flow a la hora de conversar y su manera de escuchar (y eso que el entrevistado era él) es uno de los factores que han hecho de Kevin Over uno de los djs más fresh y smart del momento. De Anja Schneider a Audion o Nic Fanciulli, sus temas gozan del reconocimiento de los que están en la cima. Pero algo me dice que Kevin Over no ha necesitado ayuda para situarse con comodidad en una competitiva escena internacional.
En esta primera parte hablamos de Barcelona, del por qué ha decidido no mudarse a Berlín y de lo mucho que cree en la escena fuera de lo estrictamente comercial para seguir motivado tanto en el estudio como en sus noches de club. Adelante la primera hora de entrevista. Adelante con Kevin Over.
Vanity: Cuando la gente se entera de que no vives en Berlín, imagino que todos te lo preguntan: ¿Por qué no te has mudado ahí todavía?
Kevin Over: Es una locura la cantidad de gente del sector que está viviendo ahí. Se ha convertido en algo masivo. Cada vez que voy a Berlín recibo una cantidad enorme de inputs. Para mí, con ir un par de veces al año, es suficiente. Cuando voy a Berlín, quedo con la gente y me impregno de las ideas que me transmite la ciudad. Luego, regreso a mi casa, mi entorno y me relajo mis colegas. Me gusta el balance entre la locura durante el fin de semana y la calma el resto de días.
Retrovision, de Kevin Over, uno de sus primeros hitazos que sigue petándolo right now.
Al vivir en la zona oeste de Alemania, te queda cerca Colonia, una ciudad que se caracteriza por tener también su propio sonido. Imagino que hay otros puntos fuertes a tu alrededor.
Me encanta la cercanía con Holanda. Por ejemplo, estoy a dos horas en coche de Ámsterdam. Desde ahí, es muy fácil llegar a otras ciudades, como Róterdam o Arnhem. La escena electrónica en Holanda es brutal ahora mismo y me encanta seguirla de cerca.
¿Tan potente es la escena holandesa en este momento?
Totalmente, y también sus artistas. El país ha hecho un progreso enorme y el propio estado apoya la escena electrónica. En Alemania hay una escena y es grande, pero cuando estás en Ámsterdam y ves lo que hace el Ayuntamiento para apoyar la industria y la cultura de club, alucinas.
¿Qué tipo de medidas o cambios has comprobado personalmente que se hayan llevado a cabo? En Barcelona, suelo decirlo a menudo, el Ayuntamiento, salvo contadas excepciones, pone multitud de limitaciones, controles y dificultades al ocio nocturno y, en especial, a los clubes.
Hace dos años estuve en Sónar por primera vez y unos meses después en el Amsterdam Dance Event (ADE). Son dos festivales con una filosofía totalmente opuesta. En Ámsterdam, tienes todos los edificios públicos llenos de eventos y las banderas de ADE ondean por todas partes. Notas que toda la ciudad te da está dando la bienvenida aunque vengas de fuera. La ciudad en sí es consciente de la importancia de recibir bien al turismo de ADE.
Creo que la gran mayoría de países, a nivel político, se mantienen todavía alejados de la música electrónica porque tienen una visión sesgada e influenciada por temas como el negocio de las drogas. En Holanda, sin embargo, se apoya a los promotores locales a conseguir, por ejemplo, nuevos locales o naves industriales para mejorar los clubes. Este apoyo constante se lleva acabo gracias de la figura del alcalde de noche. Él tiene la oportunidad de cuidar y atender las necesidades de la vida nocturna de la ciudad. Puede decirle a cada club la hora que tiene que cerrar, y si lo considera oportuno puede autorizar horarios de 24 horas de apertura seguidas. También regula la criminalidad nocturna y los conflictos que se producen durante la noche. En especial, fue muy útil cuando intervino en los horarios de cierre de los clubes.
Antes, cuando todos los clubes cerraban a la misma hora, la gente coincidía de golpe en la calle, en los transportes públicos o en las plazas y era fácil que esas aglomeraciones produjesen algunas peleas o episodios violentos. En cambio, al reorganizar los cierres de los clubes de manera pormenorizada, toda la ciudad notó que esas franjas horarias se vivían más relajadamente.
Este giro que reinterpreta los conflictos sociales con más sensibilidad y diálogo es realmente esperanzador. Demuestra que se pueden hacer las cosas de otra manera. Quizás una mente conservadora que mira “los jóvenes” con recelo y desconfianza, o que se ha hecho una idea de la cultura de club a través de los programas sensacionalistas, puede pensar que es una aberración tomar estas decisiones, cuando el hecho de estigmatizarlas es lo que sí acaba por generar conflicto, frustración y un descontrol bastante absurdo. El hecho de obligar a los clubes a cerrar a una determinada hora y a dejar sin opciones a la gente que quiere seguir la fiesta hace que todo el mundo tenga que recluirse en casa de alguien o ir a algún after mierdoso y caro sin tener mejores opciones a mano.
Recuerdo cuando fui a ver a Ben Klock en 2014 durante la OffWeek de Barcelona. Pinchó a las 5 de la mañana y tuvo que parar al cabo de una hora y poco más porque encendieron las luces. Todo el mundo se quedó en la sala perplejo y con ganas de más pero sin poder hacer nada para lograrlo.
La situación de Reino Unido, y quizás Londres en especial, es también bastante lamentable. Siempre me acuerdo de Fabric y de los perros que hay en la entrada oliéndote por si llevas drogas. No creo que sea la manera de resolver este tipo de problemas.
Hay un club en Alemania que tiene cámaras dentro de los baños, así que cuando dos personas van juntas al baño interviene el equipo de seguridad. Es ridículo.
Diría que esto es hasta ilegal. Tú has nacido en 1991 y yo soy de mediados de los ochenta. Normalmente entrevisto a djs que son mayores, de una o varias generaciones anteriores. Lo menciono porque es interesante que la gente de nuestra generación siga atenta a estos temas y mantenga un sentido crítico con los recortes de las libertades individuales. No se puede obligar a todo el mundo a que luche por ello o que tome conciencia del problema, pero sí es significativo que no se deje de lado este tema ni se dé barra libre a los autoridades para que lo gestionen de manera autoritaria.
Dakota, el último EP de Kevin Over en Mobilee Records.
Entrando en tus producciones y en tus EP más recientes, encontré que lo primero que sacaste tiene fecha de 2008. Luego tuviste un parón y estos dos últimos años han sido muy intensos y con trabajos que han gustado tanto al público como a artistas enormes. Me gustaría saber cómo te encuentras respecto a tu trayectoria y qué visión haces desde el presente de tus inicios.
Cuando hice los primeros temas en 2008 todavía no había entrado en ningún club. Me imaginaba cómo sería la vida nocturna en los clubes y fantaseaba con ello. Sin embargo, no lo había experimentado de verdad. Lo único que había escuchado eran algunos programas de radio y algunas sesiones de raves, pero nada más. Cuando me puse a producir, me limité a copiar los sonidos y los temas que me gustaban. Finalmente, cuando tuve mi primera experiencia como clubber, dejé de producir.
Al escuchar las sesiones de los djs en los clubes, me di cuenta de que mis temas no era lo que quería y me desentendí de esos primeros trabajos. Quería resituarme y rehacer mi visión del clubbing, seleccionar los clubes y los djs con los que me identificaba y elegir a mis nuevos favoritos. En cuanto a mis producciones, no quise volver a producir hasta que hubiese encontrado mi propio sonido. Fue en 2012 cuando volví a producir de nuevo.
Cuando hice los primeros temas en 2008 todavía no había entrado en ningún club. Me imaginaba cómo sería la vida nocturna en los clubes y fantaseaba con ello. — KEVIN OVER
Al volver a producir, me planteé que los temas que lanzase me tendrían que seguir gustando diez o veinte años más tarde, no quería que me volviese a ocurrir lo mismo. La música que había hecho en 2008 y durante esos años no me representaba. Luego sería diferente.
En cuanto a la escena, la única imagen que tengo se remonta a los últimos cinco años. No creo que se haya desarrollado tanto como en los inicios de los dos mil o como en la década de los noventa. Respecto a los noventa, desconozco cuáles eran las vibraciones de la época. Lo único que sé es a través de lo que me han contado o de lo que he visto o leído. A pesar de eso, lo cierto es que para los que vivieron esos años todo era nuevo y no podían compararlo a nada anterior. En cambio, en los últimos años, lo único que he visto han sido matices. Quizás el techno ha ganado presencia y el tech-house ha retrocedido, ese tipo de cosas son las que veo que han tenido lugar.
Mi impresión es que la escena se ha ido concentrado cada vez más. Al mismo tiempo, todo se ha organizado infinitamente: los eventos, la prensa, los medios, las agencias, los djs y los promotores. Por ejemplo, un fenómeno como Boiler Room se ha convertido en una verdadera multinacional en apenas tres o cuatro años. Resident Advisor tardó casi una década en convertirse en un negocio sólido. Además, la inmediatez con la que uno puede ponerse ahora a producir y a pinchar ha generado un ruido sin precedentes en la era digital. Por eso, me llama especialmente la atención que tú dejases de producir justo cuando empezaste tus experiencias como clubber.
Creo que forma parte de mi proceso de maduración como persona. Antes no sabía qué quería hacer a nivel musical y cuando comencé a salir recibí un montón de inputs que necesitaba procesar. Pensé que eso me llevaría tal vez dos o tres años, así que seguí profundizando y limitándome a aprender.
Estoy de acuerdo en lo que dices respecto a la era digital. Ahora estoy siempre escuchando cosas en SoundCloud y otros streamings. Veo la diferencia respecto a mis inicios. En ese momento no existía Beatport y cada fin de semana iba a las tiendas de discos. Luego comprendí que eso no podría ser recuperado del mismo modo actualmente. El tío de la tienda te decía que le habían llegado 10 copias de un disco en concreto, y si no espabilabas sabías que te quedarías sin tu copia, posiblemente para siempre. Para mí, la magia que esto tenía ha muerto. Para la generación más joven, ahora apenas pueden imaginárselo. Si en la actualidad no tienes un disco, siempre podrás conseguirlo online. Tienes tus ventajas, puedes compartir más sencillamente y establecer más conexiones, pero yo siempre necesitaré un balance entre el mundo de antes y el de ahora.
La pervivencia de una escena alternativa contribuye a mantener mi motivación. — KEVIN OVER
Como decías, todo se ha vuelto muy profesional. Pinchar en clubes se ha convertido en un trabajo muy serio. Por suerte, todavía existen algunos lugares que se mantienen en el underground. Quizás se trata solo de tres o cuatro fiestas al año, pero son capaces de mantener esa magia. Su pervivencia es algo que me ayuda a mantenerme motivado. Anualmente tienes ciertos eventos que conservan este lado underground y que no provienen de ningún negocio ni de la industria. No están pensados de manera lucrativa en sí mismos. En este tipo de eventos conoces a mucha gente y recibes nuevos inputs. Para mí, cuando pincho en un club y todo está 100% organizado, algo de esos inputs se pierde y en cierto modo también echas de menos algo más de creatividad y espontaneidad.
Algo muy llamativo del clubbing convencional es que ha tendido a centrarse en el público joven. Es muy difícil encontrar en Barcelona a personas mayores de cuarenta años que salen de clubes. Parecen fuera de lugar. Ya sea porque han cambiado de vida o porque no se sienten cómodos, su presencia es inexistente. Sin embargo, creo que sería muy enriquecedora. De hecho, en Berlín o en este tipo de eventos que comentas la mezcla de edades es un rasgo distintivo que beneficia al ambiente general.
Para mí, que este lado underground siga existiendo fuera del circuito habitual hace que mi trabajo tenga sentido. Si estos lugares desapareciesen de un día para el otro sentiría que hacer música electrónica ya no tiene sentido. En las fiestas más underground, por ejemplo, el cambio de lugar es casi una condición necesaria para que no cierren la fiesta antes de que se celebre. Eso convierte los eventos en algo único, porque luego no volverán a existir. Cuando un club programa cada semana en el mismo lugar y a la misma hora, pierde una parte de ese valor especial. Eso no quita que los clubes y los festivales convencionales deban seguir existiendo, son igualmente necesarios. Las expresiones underground deben convivir y alimentarse de la escena más “comercial”, y viceversa.
Es interesante cómo lo sitúas, que la escena comercial y la underground no sean entendidas como una confrontación. Cada escena tiene su espacio y puede existir una relación de influencias e ideas entre ambas. En este sentido, ¿has organizado o participado en eventos al margen del circuito comercial?
Una vez al año hacemos un festival cerca de donde yo vivo. No tenemos sponsors y la capacidad es de unas mil personas como máximo. El primer año no teníamos ni página de Facebook. Funciona a través del boca-oreja. Buscamos el equilibrio entre crecer y mantenerlo fuera de lo comercial. Lo hacemos a finales de verano, es nuestra manera de despedirnos del buen tiempo.
Segunda parte BEATING SOON
Kevin Over pinchará en La Terrrazza (Barcelona) el próximo 1 de julio de 2016. Yo, voy.