El día en que hablamos, Kasper Bjørke tenía programadas otras dos entrevistas y yo le pillé just in the middle. Siempre me resulta complicado cuadrar en tiempo las entrevistas de este tipo, y más con alguien dispuesto a hablar un poco de todo, como fue el caso del artista danés que recién estrena Nothing Gold Can Stay, en dos partes y con un nuevo giro hacia la pista de baile. Su electrónica es classy, incluyendo tracks para la escucha. Porque Kasper Bjørke es de uno de los artistas de largo recorrido más visibles y bailables que recordamos en Europa, además de haber sorprendido con su release ambient el año pasado. Ecléctico como él solo, concienciado con la crisis climática hasta el punto de preferir viajar en tren más de 30 horas antes de pillar un avión, Kasper Bjørke pincha menos en directo pero se siente mejor así, al igual que su huella de carbono se lo agradece, y su conciencia y familia también.
Con Bjørke hablamos de sus mejores shows, como un memorable Sónar de 2015 o sus apariciones en Panorama Bar, pero también de libros sobre budismo y hasta entramos en terrenos políticos movedizos.
Entrevista con Kasper Bjørke
Vanity Dust: Imagino que acabas de hacer una entrevista.
Kasper Bjørke: Sí, justo una, y después tengo otra.
Intentaré no aburrirte…
No, de hecho, suele ser divertido.
¿Crees que hay diferencias entre los periodistas de diferentes países y las entrevistas que hacen a nivel de preguntas?
Puede ser, sí, pero sobretodo depende del periodista y de aquello sobre lo que quiere hablar, sus intereses.
Escribí sobre ti en un Sónar pasado, en concreto de 2015, hará ahora ya más de cuatro años (para curiosos, este es el artículo que publiqué en eldiario.es recomendando a Kasper Bjørke entre otros artistas).
¿Ah, sí? qué bien, tengo un gran recuerdo de ese Sónar de Día, te diría que fue una de mis actuaciones Top 5 en carrera. Realmente lo disfruté mucho. Muchas gracias, por eso.
Sí, Sónar de Día sigue teniendo bastante flow.
Voy al Sónar desde que tengo 22 años, así que vi cómo se movía de espacio del MACBA a Montjuïc, y no estaba seguro de si que al crecer tanto seguiría siendo igual de apetecible, pero el Sónar de Día sigue siendo un espacio muy cool.
¿Y cuáles son los otros Top 4 shows que has hecho y recuerdas?
Probablemente Panorama Bar. He pinchado viernes, sábados y también domingos. Creo que mi favorita fue domingo, antes de Maceo Plex. Desde las 21h hasta la 1h de la noche. Fue una locura, la gente llevaba posiblemente desde el día antes, llegué totalmente sobrio y fue muy salvaje hacer el domingo, con un vibe épico y un público mayormente local.
Cuando llegas sobrio a pinchar, y algo frío, y ves la energía de la gente, que está al 100%, ¿cómo aprietas el acelerador para manenter el nivel y sentir que el arranque es fuerte y está a la altura de la energía del lugar?
Llegué al club una hora antes, para tomar un par de copas y sentir cómo estaba el ambiente y observar a la gente. Una vez empiezas te olvidas de todo y estás en el momento, y con la gente. De hecho, esa vez no estaba tan nervioso, aunque las primeras veces sí lo estaba. Abrí la noche algunas veces, y en ese momento no tienes un ambiente creado, la sala está vacía y se llena rápido, pero la experiencia es muy diferente. De hecho, me gusta mucho la experiencia de abrir una sala.
Recuerdo también noches increíbles en D.Edge en Brasil, en Output en Nueva York —antes de su cierre, creo que el año pasado—, también en Fabric y Robert Johnson. Es más la reputación del lugar lo que te pone nervioso y ansioso, pero lo lógico es que la gente esté también muy motivada por las mismas razones, porque el público está contento de estar ahí y aprecia mucho el lugar. Pinchar después de mucho tiempo en Panorama Bar te hace recordar por qué decidiste dedicarte a esto.
¿Qué hay del club en el que pinchas habitualmente en tu ciudad, Copenhaguen?
Sí, el Jolene. Me dan mucha libertad para programar y traer a artistas que me interesan, me encanta el lugar porque es muy pequeño e íntimo. He estado con Tim Sweeney, Axel Boman, Marvin & Guy… y en diciembre viene Superpitcher.
Lo decía porque, de hecho, se sabe que estás haciendo cada vez menos giras, por motivos de peso, además.
Sí, desde que fui padre hace ahora cinco años me di cuenta de que por la crisis climática no podría seguir volando del mismo modo que en los últimos veinte años porque no sería capaz de mirar a mi hijo y decirle que no hice todo lo posible para mejorar la situación; intento hacer que mi huella sea la mínima. Así que elijo las giras con mucho cuidado, y digo no a oportunidades increíbles en México o América, solo porque no puedo ir, está demasiado lejos.
De hecho, entiendo tu planteamiento, no solo por el tema del cambio climático, sino que también creo que hay djs que pinchan demasiado y viajan demasiado y parece que están en todas partes, como sobreexpuestos y abarcando el espacio de otros artistas quizás emergentes o menos conocidos, y lo digo también porque no sé si es positivo para la audiencia en general, que los ve repitiendo cada cierto período de tiempo, como una rutina de djs famosos.
Estoy de acuerdo. De hecho, hace que deje de ser especial. Y como dj te puede quemar mucho el hecho de viajar tanto, aunque entiendo que muchos artistas lo hacen porque no les queda otra, por supervivencia dentro del mundo de la música electrónica.
Mi mujer tampoco coge ningún avión, así que para mí es más importante que como familia seamos coherentes que no estar pendiente únicamente del aspecto financiero. Y las vacaciones las pasamos en la casa de verano de la familia. Solo he volado 3 veces este año, es la primera vez que he ido a Zurich en tren, luego a Milano, y luego de vuelta a Copenhaguen con 35 horas de tren. Y desde junio que no he usado el avión. Para mí, en realidad, es interesante hacer este esfuerzo para pinchar, porque le da otro sentido: ahora tengo tiempo en los trenes para pensar, e intento sentirme agradecido por tener la oportunidad de pinchar gracias al tren. Porque se ha acabado lo de pillar un vuelo para ir a pinchar.
También puedo trabajar en el tren, hacer llamadas… En el avión estás mucho más encerrado. Y creo que volar no es natural para el ser humano, nunca es algo que haya disfrutado. El año que viene, en febrero tengo que coger un aivón porque es la boda de un amigo y no me queda otra opción para ir a Islandia. Miré para ir en barco, pero son tres días de ida y otros tres de vuelta, y no puedo estar tan lejos de la familia durante tanto tiempo. No diré que pararé al 100%, pero sí me lo pienso mucho e intento minimizarlo al máximo.
También tendrás mucho más tiempo para leer, ¿eres lector habitual?
Sí, ahora estoy leyendo Why buddhism is true, de Robert Wright. Habla básicamente de la filosofía detrás de la meditación. No habla tanto de las creencias del budismo, sino de lo que es posible hacer con la concentración y el mindfulness.
¿Meditas a menudo?
Tengo dos hijos y eso me impide meditar por la mañana, que es el mejor momento para hacerlo. Pero confío en que pueda hacerlo más a medida que crezcan. Estuve metido en el budismo hace unos quince años. Para mí uno de los libros fundamentales es El libro tibetano de los vivos y los muertos. Luego está Thich Nhat Hanh, que ha escrito mucho también. Estuve muchos años sin tocarlos y ahora estoy entrando en el mindset de nuevo para seguir con este tipo de lecturas. Quizás es cuestión de que te haces mayor y piensas en la vida y en la muerte, ya sabes, en este tipo de cosas.
Respecto a tu compromiso con el tema climático, por extensión, creo que en la música electrónica también solía haber mensajes de tipo político y reivindicativo, que quizás ahora se han perdido. Muchos artistas evitan hablar de ciertos temas por temor a generar polémicas, con lo que al final el discurso se queda algo vacío, entra en un estado light y bastante superficial.
Entiendo lo que dices, totalmente. Creo que hasta que Trump se convirtió en presidente de Estados Unidos era casi un taboo que un músico se involucrase en política. Después de su victoria eso pasó a ser algo menos habitual; hay un consenso en que es un psicópata y criticarle no es algo malo.
Recuerdo, creo que fue la noche tras haber pinchado en el Sónar, que en Dinamarca pasamos de la izquierda a la derecha en unas elecciones. Acababa de ganar un primer ministro de derechas que justo ahora nos acabamos de sacar de encima. Estaba en un bar de gins con un amigo, estaba Hot Chip, y yo estaba mirando las noticias y vi los resultados, y fue horrible. Así que, un poco ebrio, escribí en mi Facebook acerca de ello. Luego me olvidé de ello y cuando me desperté tenía una tormenta en mi feed. Así que creo que las redes sociales no son muy aptas para la conversación, sí para hacerte oír pero no para discusiones, porque nunca vas a ganar, siempre habrá alguien machacándote. No puedes llegar al centro del asunto, así que creo que es mejor compartir releases. La música va más sobre el escapismo y para olvidarte de lo mal que va el mundo. Creo que la música electrónica es increíble, y no es Bob Dylan en este sentido, ni Rage Against the Machine. Podría serlo, pero no lo he visto. Y creo que está bien, no todo tiene por qué tener un mensaje. Pero sí que, a medida que crezco, me doy cuenta de ciertas cosas que ya no puedes obviar, o que te importan más. Quizás no lo puedes llevar todo a la música, porque muchas veces no hay vocales, pero sí puedo decirlo hablando. Cosas como el reciclaje, dejar de comprar ropa compulsivamente y este tipo de cosas. ¡Todo esto sí es un gran tema!
#block-yui_3_17_2_1_1576715637677_125065 .sqs-gallery-block-grid .sqs-gallery-design-grid { margin-right: -10px; }
#block-yui_3_17_2_1_1576715637677_125065 .sqs-gallery-block-grid .sqs-gallery-design-grid-slide .margin-wrapper { margin-right: 10px; margin-bottom: 10px; }
Y para cerrar, que se nos acaba el tiempo y te toca otra entrevista, me gustaría preguntarte por el último release. Que es más pistero, en cierto modo, y me gustaría saber qué hay detrás.
La parte B del doble EP es instrumental y para clubes, es el estilo que me gusta más ahora. Creo que lo que más transmite el EP es el título, Nothing Gold Can Stay, el poema de Robert Frost del año 1923. Habla del cambio de estaciones, de los ciclos, de la vida y de la muerte. Es un poema precioso y pensé en partir de ahí. Luego está mi amigo de Nueva York, Justin Strauss, que en el último track de la parte A ha recitado el poema. La naturaleza nos recuerda que es con lo que tenemos que lidiar ahora: cómo podemos preservar y proteger la naturaleza, sabiendo que tenemos muy poco tiempo, así que mientras estemos aquí la idea es hacerlo lo mejor posible.
En cuanto a las imágenes del álbum, no quería contratar un fotógrafo para ir a algún sitio —y aumentar las emisiones—, así que entré online y usé fotos existentes que encontré y me gustaban. Obviamente todo esto tiene un impacto ecológico, como la conversación que tenemos ahora mismo, pero la idea detrás de las portadas era el contraste entre la naturaleza verde y la seca, ese antagonismo que al mismo tiempo es bello.