Si el techno fuese una ciencia, sin duda 30drop sería uno de los científicos electrónicos más preparados para llevar los nuevos avances y sonidos al espacio. Sus experimentos en el estudio son la raíz de todo su proyecto, en el que poco importa la imagen y mucho la música.
En esta entrevista hablamos de sus mayores inquietudes, como la ciencia misma o el viaje, de su nueva ciudad, Düsseldorf, así como de la cultura de club y sus complejidades. Por supuesto, hablamos de música y de sus próximas actuaciones en Berlín y Barcelona.
Vanity Dust: He leído diversas entrevistas tuyas hechas en los últimos años y, para ser honesto, son todas muy completas y estimulantes. Sin embargo, recientemente has tenido un cambio vital importante, al mudarte a Alemania, del que todavía no se ha hablado. Sé que tampoco das mucha importancia a la ubicación geográfica en la que te encuentras en relación a tu proyecto creativo de 30drop, pero quizás podríamos empezar hablando de esta nueva andadura lejos de Barcelona, tu ciudad anterior.
30drop: Ahora estoy viviendo en Düsseldorf y es curioso por qué; Berlín es la ciudad que uno tiende a idealizar si le gusta lo underground, la que te planteas para ir a vivir. No obstante, creo que Berlín ha llegado a un punto en el que, por lo menos para mí, ha perdido toda su atracción, en muchos aspectos. Sí es cierto que la escena de techno underground, que es donde me encuentro, está construida de una manera idílica, pero para muchas otras cosas se ha convertido en un circo. Está sobresaturada de gente sin talento que quiere dar el paso y que cree que estando en el lugar adecuado y hablando con la gente adecuada va a conseguir algo más (evidentemente también está el lado opuesto: artistas con mucho talento que viven en la ciudad y a los que admiro). Son este tipo de cosas las que me han hecho decidirme por otra ciudad como Düsseldorf. Piensa que esta es la ciudad de la que salen Kraftwerk y en la que en los setenta hubo el gran movimiento punk alemana, y donde surgió el movimiento EBM alemán con bandas como D.A.F., y que, para mí, son los mejores del género, sin duda. Y lo cierto es que aquí sigue existiendo una escena underground muy potente, con músicos y demás artistas en general. De hecho, hay gente que me dice: ¡qué suerte, estás en la ciudad con la mejor escena musical de todo Alemania! Lo cierto es que me apetecía mucho distanciarme.
Cada vez creo más que en este ambiente del techno, cuando estás muy a mano y hay relaciones más allá de tu trabajo, todo cambia. Quizás ocurre así en todos los géneros musicales, pero hablo del que conozco. Y puede cambiar hacia bien o hacia mal, pero en todo caso es un lado en el que no estoy interesado. Porque todo lo que nace de 30drop lo hace desde el concepto de aislamiento, de no estar motivado por una relación personal. Me gusta que sea muy frío, que se trate de mi trabajo únicamente. Y eso te aporta cosas negativas, como que creces mucho más lento. Pero, de igual modo, en el momento en el que empiezas a crecer, lo haces de una manera mucho más sólida.
Dentro de este crecimiento sólido, me gustaría preguntarte por el release de Arpanet, Phases EP, que precisamente surge del trabajo creativo y se aleja de terrenos como el marketing o los lanzamientos de los grandes sellos que trabajan de manera mucho más mecánica.
Creo que hay dos puntos importantes en el último año. Uno es el que comentas, sin duda. Para mí el dúo Drexciya siempre ha sido un referente, en todos los aspectos. Como concepto me parecen geniales y musicalmente están fuera de órbita, son increíbles. De ahí el contacto con Gerald, pues lo que transmite con su música en sus diversos proyectos es espectacular. Primero trabajé con él en un remix que firmó como Der Zyklus para el EP de Univac. Luego, continuamos la relación hablando de lo que nos gusta: de máquinas y música, y también de ciencia y el cosmos. Lograr el lanzamiento fue muy complejo, porque había asuntos de exclusividad de Arpanet con un sello en concreto. Esto viene de la época de Detroit, donde por aquel entonces se solía trabajar ofreciendo exclusividad a los sellos, de ahí que hayan aparecido tantos seudónimos. Visto así, en muchos casos, lo de los seudónimos no era tanto una cuestión de apetencia, sino de necesidad. Los contratos se hacían por proyectos, y por ejemplo Arpanet está ligado a un sello, Record Makers. Sin embargo, a él le apetecía y a mí todavía más, así que pudimos arreglarlo para tirar el release adelante. Podría haber sacado perfectamente música de este estilo por mí cuenta y ya está, pero me apetecía mucho hacerlo de este modo, combinando música de 30drop con múisica de Arpanet en un mismo EP.
Te quería preguntar también por tu relación con Ángel Molina.
Justamente de ahí viene el segundo punto que quería comentarte respecto a los cambios importantes que ha habido. Ángel está en el proyecto de 30drop desde el principio, y eso quiere decir desde el 2009, que es cuando surgió la idea. No se puso en marcha hasta 2014 por motivos personales, pero el concepto nació con él.
Lo que pasa es que, con el tiempo, al evolucionar tanto el proyecto personal como el sello, me encontré en la situación en la que estaba muy ligado lo que hacía con mi música y lo que hacía el sello. Entonces tuve que tomar la decisión de separar una cosa de la otra para poder seguir con la evolución del sello. Según mis ambiciones musicales, un sello musical puede abarcar muchas más cosas de lo que abarcaba solo cuando era 30drop. Y ahí fue cuando hablé con Ángel e hicimos el split entre mi música como 30drop y el sello como 30D, para que quedase un poco más separado. Ahí afianzamos la división entre series y lanzamos una nueva: Eyes Have It que es la que él está llevando directamente como A&R y en la que se edita la parte más oscura, experimental e industrial.
Ángel Molina vive en Barcelona y supongo que vuestro acercamiento vino, en gran parte, porque estabais en la misma ciudad. Ahora que te has mudado, quería preguntarte por esas relaciones con las que te quedas, que han sido importantes y que mantienes a pesar de la distancia geográfica.
Para Ángel es un muy buen amigo desde hace años, lo mismo puedo decir de Raúl (DJ Zero) y son importantes para mi tanto en lo personal como en lo profesional; ya que además de ser mis amigos son las personas de las que más he aprendido en cuanto a música, y también respecto a muchas otras cosas. Ángel sin duda, ha sido determinante para el desarrollo del proyecto y Raúl para empaparme de un bagaje musical al alcance de pocos.
En cuanto a Barcelona en general, no sé si es por la típica sensación de que “yo siempre he vivido allí”, pero a mí me ha desilusionado bastante la ciudad. Piensa que, a mediados de los setenta, Barcelona estaba por delante de Madrid, seguramente. Había muchas cosas nuevas y ocurrían cosas muy interesantes. Y luego, cuando empezó todo el boom de clubes en los años 93 a 96, también. Pero con el tiempo, eso dejo de ser así y, en verdad, no creo que solo sea Barcelona, sino que es algo más general. Se ha convertido en algo muy repetitivo, que es siempre lo mismo. A esto, súmale el negocio, porque el techno se ha convertido sin duda en un negocio, y el resultado que se obtiene acaba siendo un desastre.
Lo que más me preocupa a mí en este sentido es que la cultura de club siga siendo vista como un problema en la mayoría de los casos concretos. Con las limitaciones de sonido y horario, por ejemplo, a la cantidad de impedimentos que se ponen para los proyectos que intentan salir de forma independiente.
Totalmente. Pero esto no creo que vaya a cambiar. Porque la sociedad de las ciudades españolas no está para que eso pase. Ahora que estoy en Düsseldorf lo veo más evidente y te das cuenta de ello. Puede tener mucha influencia el clima, también. Pero aquí es muy evidente que la cultura de club está cuidada. Por ponerte un ejemplo, en Düsseldorf hay un club que cerró la semana pasada por obras hasta no se sabe cuándo. Un club que funciona desde los años setenta en el que empezaron a hacer bolos gente relacionada con el Krautrock o donde hubo los primeros conciertos de Kraftwerk. Es un club pequeñito que se llama Salon des Amateurs. La cuestión es que, antes de cerrarlo por las obras, hicieron conciertos de forma ininterrumpida que duraron de viernes a domingo. El club está metido dentro de un museo, algo parecido al CCCB de Barcelona. El apoyo del ayuntamiento fue total, algo que en España no sucedería del mismo modo. En Berlín ocurre algo parecido en este sentido. Y, en Holanda, ellos son perfectamente conscientes del negocio que les aporta la electrónica, por lo que lo apoyan de forma gubernamental directamente.
Ahora que hablas de Holanda, el ejemplo que veo más claro al respecto es el ADE, el Amsterdam Dance Event. Tanto por la cantidad de clubes implicados como por la cantidad de gente que acude o bien de fiesta o bien a formarse o a hacer negocios, es alucinante cómo toda la ciudad respira desde mil puntos el festival.
En el ADE es donde pasan las cosas, es donde se genera el negocio para todo el año. Se reúnen promotores y agencias y trabajan casi a un año vista. Yo recuerdo que antes esto ocurría en Sónar, en la parte pro, y era muy importante. Si no me equivoco esto ya no es tan así, ahora se ha potenciado mucho más el Sónar+D, cosa que me parece genial. Los organizadores de Sónar son gente inteligente y supongo que, si dejaron más este lado de potenciar el negocio entre promotores, clubs y agencias de contratación, es porque no pasaba. ¿Y por qué no pasa? Son muchos factores, empezando porque está el sol y está la playa…Creo que es prácticamente imposible sacarse el san benito de “cerveza, sol y playa” que han colgado a la ciudad y al país en general.
Volviendo a tus proyectos cercanos, pronto actuarás en Berghain y habrá una fiesta del sello en The Loft Barcelona.
En Berghain hay un evento del sello Token el fin de semana del 2 de diciembre. La de Barcelona será más adelante, lo estamos terminando de concretar con el club y sí, será una fiesta de 30D.
¿Has estado en Berghain?
Sí, varias veces. La última vez que fui fue para ver la sesión de Ángel Molina. Mira que he visto sesiones de él y aquella fue espectacular, la mejor de todas según mi criterio. También porque tuve la oportunidad de ver un poco cómo se la estaba preparando y qué material estaba eligiendo para su sesión en el club. Lo que más me sorprendió es que él nunca había estado antes en el club, y la selección que hizo fue perfecta; como de alguien que había estado ahí 100 veces.
En tu caso, será un live, que es tu formato actual.
Sí, dejé de pinchar en 2005. Estaba desilusionado en cómo funcionaba el tema de los djs.
En general se ha convertido en un circo horroroso y creo que es una de las profesiones con más intrusismo; ¿conoces a alguien que no sea “DJ”?
Haciendo directos lo veo diferente, aunque quizás sea una forma de engañarme a mí mismo, pero por lo menos estoy tocando mi música y me siento distanciado del mundo DJ. Ahora mismo estoy preparando el directo de Berghain; el setup será un mix de entre hardware analógico y digital, así como ordenador. Porque, aunque se lleve mucho ahora, no estoy en la moda del “solo hardware”, creo que es puro snobismo.
Respecto a los live, hace algunos años hubo cierta presión para que los artistas hicieran live, como si tuviesen que diferenciarse con eso. Lo mismo pasa con las máquinas analógicas y el fervor para usarlas de forma exclusiva. Yo creo que tú lo planteas de forma más personal, sin caer en un dogmatismo forzado al elegir solo máquinas analógicas, por ejemplo. Es como si muchos djs intentasen especializarse en algo para mantenerse.
A veces hay directos que son practicamente pregrabados, por muchas máquinas que haya en la actuación y puede pasar al revés; ver una actuación en directo solo con un laptop y un controlador y ser pura improvisación y directo real. Respecto a lo que comentas de la necesidad de los live, hace años también hubo el momento en el que los djs tenían que producir música, porque si no, no salían adelante. Pero, ¿por qué? A mí me gusta mucho el concepto de “soy DJ y pongo discos”. Eso es algo que admiro mucho y que me parece muy respetable, alguien puede ser DJ y no producir porque no quiere y no le apetece. Esto hace que se te pueda cerrar alguna puerta, pero eres más íntegro, y en el fondo te sientes mejor.
Esto nos lleva a plantear lo que se supone que tiene que ser el dj ahora, a saber, pinchar, producir y tener su propio sello, con un ritmo de dos o tres releases al mes. Este es como el ideal que predomina en el centro de la industria, como una zanahoria que hay que perseguir. Además de ser muy complejo, también implica muchas veces forzar la propia creatividad y estandarizar un proceso que no siempre funciona sistemáticamente.
Hay dos temas sobre esto. Por un lado, aunque salga mucha música, no tiene por qué haber en proporción más calidad, ni mucho menos. Llegan tantas promos que no puedes ni escucharlas. Es imposible que de tanta música haya igualmente calidad. Y, por otro lado, de este ideal que has definido, nos creemos que lo hemos decidido libremente, pero en realidad nos lo ha metido la industria por la vena, como te venden un anuncio por la tele.
El boom del techno es insostenible. A los que pretendemos continuar ahí, porque es lo único que nos llena, solo nos va a servir haber hecho calidad, todo lo demás va a ser ruido y será más bien negativo.
En otras entrevistas tuyas me interesó mucho lo que hablabas acerca de la libertad que sentías en el estudio y que este es uno de los motivos que te llevan a producir. Me gustaría que me hablases de esto, en contraposición precisamente al producir siguiendo una fórmula de moda, por ejemplo.
Hago música porque para mí es una necesidad. Es mi forma de expresarme sobre cuestiones o ideas que me dan vueltas a la cabeza. Pienso en un escultor vasco, Oteiza, que es el padre de la escultura más conceptual y minimalista, profesor de Chillida, que fue un genio. Oteiza decía que sus obras eran la conclusión a una experimentación. Para mí es totalmente eso. Cuando entro en el estudio, además de sentirme feliz, trato de encontrar o de “bajar de la nube” algo sobre lo que he estado aprendiendo, experimentando, intentando investigar, y lo plasmo con formato temas, a modo de conclusión. Mi inspiración casi nunca viene de la música. Muchas veces viene de películas o de libros, o de la naturaleza.
¿Cómo ves la interacción humana con la naturaleza y la relación que se establece con el conocimiento científico, ya sea la geometría u otros campos?
Me interesa mucho el pensar que el humano no es más que una pieza que interfiere en el engranaje. No como que el humano es parte del todo, sino que interfiere. Piensa en teorías de física cuántica en las que comentan que la observación es algo que influye a nivel cuántico, es decir, que, al observar cualquier cosa, estás interfiriendo en ello. Si no lo estuvieses observando, hubiera ocurrido otra cosa. Esta idea me atrae mucho, la trabajo en mis temas y me fascina. Derivado de esto, algo en lo que trabajo mucho es en el lenguaje matemático y la geometría implícita en todas las cosas. De ahí sale la idea del número áureo y de ahí extraes que todo en el Universo está creado a partir de unos patrones. Esto es claramente aplicable al desarrollo de la música electrónica, con la idea de las repeticiones.
Y de esas repeticiones se van añadiendo elementos nuevos que van modificando el curso de los sonidos. ¿Crees que este acercamiento influye en la mente de un modo también particular, que altera su estado hacia algo más parecido al ritual? Pienso en cómo el techno tiene ese carácter de ritual en los clubes…
Sin duda. De hecho, ahora estoy trabajando en una serie de temas y cada uno de ellos tiene el nombre de una frecuencia. Esas frecuencias responden a las vibraciones que se producen en el cerebro en diversos estados.
La música electrónica y, en concreto el techno, con un sonido y lugar adecuados, tienen algo de ritual ancestral que no precisa de sustancias, en el sentido que no son el elemento definitorio imprescindible, ni mucho menos.
Exacto. Creo que es algo que es muy primitivo y que viene de muy atrás. Si miras a los rituales de las tribus lo verás del mismo modo. Los releases de Purpose Maker de Jeff Mills tienen un arraigo tribal muy marcado, que al escucharlo te transportan directamente a esa raiz reptiliana que todos tenemos.
Además del carácter ritual y ancestral que tiene el techno, también tiende puentes hacia el futuro. ¿Cómo crees que se conectan ambas cosas? ¿Ves alguna evolución en este sentido?
Al cerebro humano, para que evolucione, le faltan decenas de miles de años. Por lo tanto, este ritual que lleva tan interiorizado, de conexión directa, tampoco va a evolucionar por ahora. No hay que buscar el darle la vuelta a las cosas. Creo que es seguro que va a haber una evolución tecnológica que será aplicada a los humanos y a muchos campos, pero estoy convencido de que este arraigo ancestral va a continuar así.
Hemos hablado de los viajes que pueden hacerse en los clubes, me queda por preguntarte por los viajes que has hecho por el mundo, y qué te han aportado.
Viajar para hacer actuaciones está muy bien, a nivel musical descubres muchas cosas y ves cómo reacciona la gente en otras culturas. Pero, desde hace cuatro o cinco años, me interesa mucho viajar para conseguir el sentimiento de aislamiento. Viajar a lugares en los que, aunque no tengas por qué ir solo, realmente sientes lo pequeño que eres y lo solo que estás. Me ha pasado en Islandia, en algún sitio de Japón y estoy programando un viaje a Mongolia. Me fascina esa sensación, por un lado, te sobrecoge el sitio y por otro, te das cuenta de lo enano que eres. Y luego esto lo puedes aplicar a la música como quieras.