Balls Baile, proyecto surgido de la inquieta mente del DJ y productor bw, es un concepto de fiesta Techno, un sello discográfico y una declaración de intenciones techno-amorosas: si amas el techno, seas como seas, baila y deja bailar.
En este artículo revisitamos las primeras dos fiestas de Balls Baile en Barcelona y Berlín, y comparto en exclusiva el set del artista portugués Palma (en Untertage Berlín, el pasado octubre). Palma, además de haber lanzado un brutal track en el primer EP de Balls (Nocturno), ha sido confirmado como uno de los artistas residentes de la fiesta junto a Gina Demarchi y Juan Bermúdez.
La próxima fecha Balls será en febrero 2023, en Berlín. Will keep you posted!
Como todo, al igual que los matrimonios, el Techno también atraviesa por etapas más fluidas, creativas y expansivas, y otras más oscuras, decadentes, de esas etapas en las que casi dirías "lo dejo, no puedo más con mi relación con el Techno".
Balls Baile es sin duda una historia de amor de las que aportan luz y brillo a tus zapatillas (por muy sucio y oscuro que sea el lugar en el que te has metido en el club), y no por ello significa una historia fácil o en la que haya salido todo rodado.
Hace unos años, como posiblemente recuerdes, estábamos todos encerrados en casa, entre el lamento perpetuo y las ganas de atravesar nuestras pantallas para volver a los clubes, al campo, a donde fuese que no fuese nuestra casa. Por aquel entonces, Balls Baile no era ni tan siquiera una idea en la ya inquieta mente de bw, apasionado del Techno y productor en ciernes a la caza de su propio sonido.
Por aquel entonces, no conocía a Juan Bermúdez, tampoco a Palma ni a Gina Demarchi. Tampoco a bw.
Con el tiempo, y gracias a una historia que quizás leíste en su momento, conocí a bw. Y con un poco más de tiempo, y algo más de confianza, pronunció en una visita a Barcelona en la que nos encontramos las palabras mágicas: Balls Baile.
Reconozco pensar en aquel momento: el mundo del techno está hecho de soñadores y de business man farloperos dispuestos a joder a los soñadores con el único fin de hacer negocios. Está claro que bw nadaba en el mundo de los soñadores, y que para que su Balls Baile se convirtiese en realidad quedaba mucho camino por recorrer, y algún que otro business man farlopero que sortear a lo largo del recorrido.
Cuando tuve en mis manos la primera camiseta Balls Baile, comencé a entender que ese proyecto lejano estaba cobrando forma y que, obsesivamente pero con discreción, bw había estado desarrollándolo en su mente y más allá de ella día sí y día también.
Apareció la cuenta de Instagram, y sucedieron cosas, muchas, muy rápido.
Más allá de lograr que mi gusto por el techno que sobrepasa los 135 bpm finalmente se dilatase (palabra muy Balls, por cierto, ahí va un nuevo posible slogan: Dilate Your Dance Moves, Enlarge Your Techno Taste) y alcanzase velocidades antes impensables, sin resquemor, sin apenas notar que me escociese la conciencia por bailar a 145bpm, más allá de eso, Balls Baile nacía como reivindicación de la diferencia, y digo más, porque es importante señalar las coordenadas exactas: la celebración de la diferencia. Tras haber vivido perseguidxs, señaladxs, aisladxs o, en el caso más suave sin dejar de ser traumático y denostable, marginadxs, aquellxs cuya orientación sexual y sus gustos musicales no encajaban en la heteronormatividad quedaban relegados a clubes para ellxs. Al no ser gay, quizás estoy metiendo mucho la pata aquí, o generando controversia donde tampoco me llaman, pero algo me dice que mientras existan los clubes denominados "gay" algo no está yendo del todo bien: ¿Por qué no existen clubes llamados "hetero"? ¡Porque se supone que son "lo normal"! ¡Que se vayan ellxs a su club, no quiero ver cómo dos hombres o dos mujeres se besan! Pues se acabó. Un club Techno es para todxs, si no, no estamos hablando de un verdadero club, sino de un subterfugio bailongo barato creado por algún business man farlopero en busca de pasta fácil, sexualizando a las mujeres y tratando a los tíos como ganado.
En cierto modo, Balls Baile reivindica celebrar la diferencia para convertirla en lo que es habitual y en lo que a nivel social debe o debería tenerse claro, por lo menos en una Europa democrática que ya ha avanzado demasiado (y sufrido demasiado) como para seguir enquistada por culpa de cuatro fascistas blancos con pasta enquilosados en ciertos reductos de poder. Valga para Europa y para cualquier país, of course, pero intento acotarme aquí a lo que mejor conozco y por quien puedo hablar, como europeo, lejos de querer decir más allá lo que unos u otros tienen que hacer.
Como tío hetero, estoy harto de tíos hetero que marcan espacio como bulldogs frustrados en el club, intentando delimitar mi espacio de baile sencillamente porque yo bailo y ellos no. Como tío hetero, me pone triste saludar a una mujer (presumiblemente hetero) y que esta me trate como si fuese un baboso, por el mero hecho de ser hombre. Y me pone triste porque entiendo por qué lo hace, por qué me trata así, porque sencillamente esta harta de que cada noche unos cuantos tíos random intenten ligar con ella bajo cualquier pretexto.
Como clubber, dejando ya de lado las otras etiquetas, celebro que la gente se desmelene, que lxs otrxs clubbers sientan que al fin estamos cohabitando un espacio seguro en el que soltar nuestras ansiedades, nuestros miedos, en el que disfrutar besando aquí y allá, o abrazando, poco importa: lo único relevante es que cada uno haga lo que lxs otrxs le dejan hacer, y que el resto se limiten a disfrutar de lo suyo. ¿Parece utópico? No lo es, pero hay que saber cómo, dónde y cuándo hacerlo, hay que ver una Balls Baile para creer.
Recuerdo con mucho cariño la primera Balls en Barcelona, con AMORAL, artista que descubrí gracias justamente al evento, y con quien tuve la suerte de poder bailar durante su épico set. Coincidí con Palma en Barcelona, tiempo atrás, por lo que estaba deseando poder compartir con vosotrxs este set, en el evento de Berlín, al que soñé ir pero al que finalmente no pude, y me lo debo. Escuchar su set, su nivel técnico punzante, su capacidad para hilar tracks que parecen hechos para ser pinchados uno detrás de otro, este es Palma: no te extrañe verle crecer como la espuma del champagne en los próximos años, no te extrañe descubrir sus tracks y quedar prendado de su magnetismo. Palma. Born To Mix. Tan rápido que no ves sus manos, pero sientes sus beats, y no me lo confundan con el aceite de Palma, ni con Las Palmas. Es Palma. A secas. Es DJ. Productor. Sus tracks se deshacen en tus oídos como la Nutella en tus oídos, y te gustaría bailarlos en una isla, pero mejor en una semi-desierta, en plena Balls Baile Secret Island Party, como Fyre Festival, pero sin tanto influencer, sin tanto farlopero business man, porque posiblemente si sigues leyendo esto ya sabes el verdadero secreto de una fiesta secreta [sic]: un buen soundsystem, una tienda de campaña, un par de foodtrucks, un buen line-up y a bailar.
El esfuerzo puesto en Balls Baile, en el diseño, en la web, en la música, especialmente en la música, en los eventos, es un poco el de todos, el de todxs lxs que estábamos también un poco cansados del Dark Techno con músculos y con pintas de ser el malo de la clase o de tener que ser unx technostar del BDSM para bailar con libertad.
Si el Techno es el futuro (en caso de que el futuro exista) este debe ser tan oscuro como colorido, tan coqueto como contundente, tan fiero como melódico, fuera de cualquier género concreto y de cualquier identidad: y si los tiempos se han acelerado, así debe ser el Techno de Ahora. Como única paradoja, la siguiente: cuando más cerca estás del éxtasis, más rápido quieres ir. Sin embargo, el placer se alarga si logras ralentizar. Y como estamos, a nivel social y clubber, todavía muy lejos de la utopía aquí mencionada, vayamos rápido, bailemos rápido, entre cueros y camisas hawaianas, besándonos en plan descarado. Y que nos quiten lo bailao.
Si alguna vez me caso, cosa bastante compleja a estas alturas: que sea en una pista de baile y en una fiesta Balls. Larga vida a Balls Baile.