Anika Kunst, con décadas de trayectoria como Dj y productora, es tan cercana como exigente, tan lúcida y crítica como espontánea y habitual practicante del sano sentido del humor.
Promotora, DJ y productora, con especial visión para apoyar nuevos talentos y para programar a artistas de peso que saben cómo hacer vibrar una pista, amante del vinilo y con un inminente release en el sello de Radio Slave, Rekids Special Projects, la artista española, afectada como todos por el parón pandémico, habla en esta entrevista acerca de sus proyectos en Barcelona, sus gustos, su trayectoria —pasando por Ibiza—, en una hora de conversación que se hizo tan corta como largo está siendo el cierre de la cultura nocturna. De todos modos, si algo queda claro al hablar con Anika Kunst es que siempre quedan temas en el tintero, nuevos tracks por poner y ganas de bailar.
En Barcelona, antes de la pandemia, había un circuito electrónico que los domingos lucía especialmente bien. Ahora suena a ciencia ficción, pero en aquel momento sonaba a pura adrenalina y a diversión con calidad, tanto en la programación como en el sonido que se desprendía de aquel pequeño pero intenso recorrido de unas 12 horas de duración. Los que tenían más suerte —yo entre ellos, a veces—, solíamos arrancar a media tarde, yendo al Rezonanz —en la sala Lolita de Razzmatazz—, para luego saltar a la fiesta Selectors organizada en Macarena Club, hasta las cinco de la mañana. Ya fuese para ver a Alexander Kolwalski o un potente set de un artista local, la programación de Rezonanz, ambiciosa y contundente, terminaba a medianoche. De ahí, el salto clave era moverse a Macarena, en el centro de la ciudad, donde artistas locales e internacionales desplegaban live asombrosos como el de German Affair, o sugerentes sesiones más allá del techno.
Un circuito que recuerdo con nostalgia, que espero que vuelva, con dos clubes, dos salas y, en el nexo entre ambas, Anika Kunst, dj y productora, que es una de las promotoras de Rezonanz y la organizadora de Selectors, cuya siempre fresca programación corría a su cargo.
Este vívido recuerdo asalta mi mente al comenzar la entrevista y, algo cansado ya de comenzar hablando en las entrevistas sobre la omnipresente pandemia, decido rememorar con Anika Kunst cómo vivía ella aquellos domingos en los que podías bailar y moverte libremente, sin miedo a contagiarte de nada, salvo del buen humor y unos bailes que se alargaban durante horas.
Vanity Dust: Los domingos en Barcelona suponían un verdadero ajetreo para ti, antes de que el parón clubber llegase. ¿Cómo se armó el trabajo que hacías en Rezonanz y el desarrollo de la fiesta de Selectors?
Anika Kunst: El proyecto de Rezonanz llega tras el cambio en la dirección y escisión que hubo en Insert, donde yo era DJ residente. Rezonanz conservó el lugar, la sala Lolita de Razzmatazz. Un tiempo después de ese cambio, seguí ayudando como solía hacer con Insert, y desde Rezonanz me propusieron hacerme socia. Todos hacíamos un poco de todo. Aunque tengamos diversos perfiles, más administrativos o artísticos, los tres somos unos enamorados de la electrónica.
Yo, en cierto modo, me dedico a organizar los lineups, a recibir a los artistas, y tengo una residencia, una de mis favoritas, aunque solía pinchar cada dos meses.
En cuanto a Selectors, llegué a cumplir un año con la fiesta, que celebramos justo antes de la pandemia. Recuerdo que nació mi sobrino cuando inauguré, el primer fin de semana de marzo de 2019. Fue un año muy bonito, con mucho trabajo, pero muy bueno.
Antes de Selectors hacía dos fiestas al mes, los martes, con una amiga socia. Hubo un momento en el que paramos el proyecto, entre otras cosas porque ella ya no vivía en Barcelona. Tiempo después, me ofrecieron los domingos en Macarena, con otra fiesta y otro concepto.
Sinceramente, ha sido mucho trabajo, pero desde el comienzo lo tomé con muchas ganas y estoy muy contenta con ello, es un lujo poder organizar esta fiesta. Aunque el sonido que más me define es el techno, y en Rezonanz tampoco hay restricciones para bookear, en Selectors suelo abrir más el espectro y también traigo artistas que me encantan. Además, trabajo mucho con la escena local de la ciudad. Por ejemplo, traje un artista que lleva pinchando en Barcelona toda la vida y que era la primera vez que tocaba en Macarena, y yo me preguntaba, ¿cómo puede ser? Ha habido mucho live, mucho artista internacional, y también muchos artistas locales. También quería enfocar una fiesta en solo vinilo, aunque me gustan todos los formatos, creo que el vinilo es esencial y me encanta.
Este rasgo de Selectors, tan fresco a la hora de mezclar formatos y artistas tanto locales como internacionales, me parece que define muy bien tu manera de trabajar, sin prejuicios respecto a artistas locales que son interesantes y que merecen un espacio, aunque nunca hayan estado ahí o no tengan conexiones concretas con ese club o los promotores.
En lo que a bookear se refiere, suele haber mucho amiguismo e interés. A la mayoría de artistas con los que he trabajado, con los que luego he desarrollado muy buena relación,
los he contactado por lo que hacen, sin conocerlos previamente, porque me encantan.
Por ejemplo, Pina, que tiene un live increíble, y es uno de los capos en lo suyo. Tenía muchas ganas de trabajar con él y le escribí directamente. Además de lo que hace y lo que sabe, es un diez como persona.
Puedo entender que se funcione de otra manera, porque es complicado y hay mucha competencia.
Obviamente, si tienes buen feeling con un artista que viene a tocar, volverás a trabajar con él. En este sentido, hace tiempo que tengo claro que no solo bookeo artistas, bookeo personas.
—Anika Kunst
Porque pueden ser grandes artistas, pero si luego el trato está alejado de lo profesional, o no hay buenas sensaciones respecto a la actitud, ¿para qué vas a contar con esa persona de nuevo?
Entiendo que hay profesionales que vienen, hacen su trabajo y se van, de manera correcta. Eso sería lo básico.
Sí, pero hay muchas maneras de hacerlo. Por ejemplo, hay gente que viene, hace su trabajo y se va, y es encantadora, aunque sea discreta o interactúe poco, pero luego tienes otros casos en los que la manera de hacer las cosas desprende actitudes que, sencillamente, no van en consonancia con un trato cordial.
Volviendo a tu manera de trabajar de los últimos años, imagino que es fruto de la experiencia de muchos años en la escena, de múltiples vivencias y aprendizajes, y de cierta toma de posición respecto a los temas que hemos estado comentando. Me gustaría saber cuáles han sido esos aprendizajes, cómo ha sido la evolución y los cambios que has hecho, respecto a cómo solías hacerlo hace, pongamos por caso, quince años.
Resumiendo la respuesta, como se suele decir, de algo suele servir hacerse viejo. Muchas veces, solemos aprender con los errores. A veces, asimilas y aceptas cosas de una determinada manera que luego, con el tiempo, ves que en realidad no deberían ser así.
Con la experiencia, puedes anticipar las cosas mejor, y tienes otros factores en cuenta, como aquella gente que en determinados momentos no se ha interesado lo más mínimo por ti, o no te ha tendido la mano, y luego súbitamente aparece cuando ellos a ti sí te necesitan.
—Anika Kunst
Obviamente, no hay una obligación ni tienes porqué estar ahí siempre, pero que aparezcan de golpe pidiendo algo tras años de silencio es bastante definitorio, por ejemplo.
Creo que aquí entramos en un tema que suele hablarse a menudo en algunas entrevistas, que es la idea de “escena”. Según entiendo, si esta existe es porque se basa en la experiencia compartida de que hay una comunidad, y dentro de ella se produce cierta interacción, un dar y recibir y un cierto apoyo entre las personas que forman parte de ella. Si todo el mundo avanza hacia el propio interés y aparece solo cuando necesita algo de alguien, sin ofrecer ayuda o apoyo en otros momentos, los resentimientos y frustraciones se hacen evidentes, y dicha “escena” funciona como una suma de egos y expectativas interesadas en vez de como un organismo mayor que evoluciona y crece, y es más que la suma de sus partes.
Por eso no tengo miedo a la hora de bookear a gente que no conozco o de dar oportunidades a ciertos artistas. De hecho, me gusta, porque a mí no me ha sido nada fácil. Si ahora estoy en una posición en la que puedo hacer algo por un artista que está comenzando, que su sonido me encaja con lo que hago, y puedo darle una oportunidad, eso es lo mínimo. Te voy a poner dos ejemplos.
Por el lado positivo, unos chicos que venían siempre a verme tocar, y nos fuimos conociendo. Ya han estado en las dos fiestas que llevaba y les he sacado un release. Es una forma de apoyar la escena, de currárselo, de sumar y de formar parte de algo. Te gusta algo con lo que te identificas y poco a poco pasas a formar parte de ello.
Por otro lado, otra persona que conocí hace unos años, sin que hubiese en ese momento ninguna conexión especial, vino a vivir a Barcelona. Me escribió con insistencia porque teníamos que vernos, y quería de algún modo ganar espacio en la ciudad, más concretamente en uno de los clubs donde tengo residencia, sin que su sonido tuviese lo más mínimo que ver con lo que yo estaba haciendo.
Es decir, antes de poner tanta presión en forzar algo, quizás podría haber ido en su momento a una de las fiestas, para que por lo menos supiese de qué iban los proyectos en los que estaba trabajando.
En todo caso, cerrando esta primera parte de la entrevista, esperemos que los domingos de Rezonanz y Selectors vuelvan, porque hay una parte de la escena clubber barcelonesa que lo disfrutaba enormemente, y los necesita.
Sí, ojalá sea pronto.
Me emociona cuando recibo mensajes de gente que me dice, “por favor, necesito bailar” o “¡quiero ir a Misa!”.
—Anika Kunst
Entrando en este año de fuerte parón, del que hemos preferido no hablar en un comienzo, a nivel musical has ido trabajando en varios proyectos, y recientemente te han llegado muy buenas noticias respecto a próximos releases confirmados. ¿Podrías hablarme de ello?
Hace un tiempo le envié unos tracks a Radio Slave, artista que me encanta y que es muy abierto musicalmente, con una enorme capacidad de publicar música diversa en sus distintos sellos. Algunos nombres que han pasado por ahí son de los que más admiro, como Robert Hood, y otros artistas los he descubierto precisamente gracias a sus sellos, como Marcal.
El feedback fue muy bueno y la cuestión es que el próximo 2 de abril sacaré un EP en su subsello, Rekids Special Projects. El proyecto viene de hace muchos años, como mínimo 12 o 13 años. Recuerdo que hace diez años comencé a pinchar una remezcla de Kerry Larkin de Rekids, así que el sello tiene trayectoria.
El EP se llamará Different Approach. Los tracks serán Constant Change, Tales from the Loop, Prism y Different Approach.
—Anika Kunst
A la hora de contactar a sellos para lanzar tu música, creo que no sueles hacerlo muy a menudo, ¿cómo trabajas en este sentido?
Suelo enviar muy poco, de hecho, la mayoría de lo que he editado es porque me lo han pedido. En todos estos años, apenas he contactado directamente a cuatro sellos, y ha sido más recientemente. En cierto modo, tampoco estaba segura de cómo sonaba lo que hacía.
¿En el sentido de que eras muy crítica contigo misma, o porque estabas definiendo mejor tu propio sonido y querías avanzar más?
Tenía muchos materiales trabajados hasta, pongamos, el 80%, que es lo divertido, y luego los había dejado reposar hasta que me he puesto a cerrarlos, esto por un lado. Por otro lado, hasta hace poco, por el parón pandémico, tampoco tenía tanto tiempo.
No podía tener organización ni regularidad, y en este sentido la pandemia me ha venido bien. Me ha llevado a ordenarme y a meter más horas en el estudio, y a poder definir el sonido que me gusta, aunque me queda mucho. Tampoco quiero sacar música por el mero hecho de sacarla, ni darme prisas, porque a veces esto parece una carrera en la que hay que lanzar música para que te conozcan fuera y te salgan futuros bolos, se supone.