El sello andaluz Art21 presenta el próximo 11 de febrero de 2022 nuevo release. Lo firma el artista de Letonia radicado en Alemania Andrey Detochkin, en lo que nos atrevemos a considerar un nuevo logro en su carrera y la firme consolidación de su visión del techno, macerada a lo largo de su dilatada trayectoria al margen de los grandes focos y corrientes comerciales.
El inminente nuevo release de Art21 a cargo de Andrey Detochkin se llama var future = true y en su ADN se encuentra toda una reflexión crítica acerca del papel que desarrolla la tecnología en nuestro presente y el que, en realidad, podría desarrollar en positivo en un futuro, aunque por ahora estemos lejos de ello y más bien rodeados de dispositivos que tratan de distorsionar nuestro comportamiento a base de misteriosos algoritmos que acaban condicionando qué compramos, cómo leemos e, incluso, qué música escuchamos.
Por suerte, por lo menos en el terreno musical, recibimos el ejercicio de libertad creativa de Andrey Detochkin con los brazos alzados (cerca del altavoz) y la pista ardiendo (sin móviles grabando, of course).
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Estrenamos en exclusiva el track Behind The Algorithm del release var future = true de Andrey Detochkin en Art21.
Cómo no, también compartimos algunas reflexiones alrededor del título del track, situando en el lugar que toca la opacidad y sincretismo de los algoritmos que, despóticamente, han marcado miles de millones de decisiones personales, políticas y empresariales del último decenio. Eso sí, recuerda: ningún algoritmo será capaz de bailar techno como tú, nunca, aunque pueda enseñarte algunos pasos relacionados que ha detectado en otros clubbers de nivel avanzado.
Hay varios temas contenidos en este release de Andrey Detochkin, nacido en Letonia y radicado en Berlín, que tocan de frente mis inquietudes y la de muchos y muchas que, si bien celebramos la llegada de los avances vinculados a la última revolución tecnológica, observamos con preocupación cómo algunos supuestos avances son, en realidad, armas de doble filo.
El EP de Andrey Detochkin var future = true; contiene una senda reflexión acerca de cómo la tecnología está impactando nuestro presente, y más en concreto reflexiona sobre cómo la información permea en nuestras mentes y consciencias de una manera muy singular y ciertamente novedosa, a saber, filtrada o mediada ya no por personas, sino por complejas fórmulas de programación informática (sí, exacto, los famosos algoritmos) que filtran según nuestros gustos o inclinaciones (o los de la plataforma en cuestión) aquello que vemos cuando consumimos información.
La clave, como sabes, está en la palabra “filtrar”. En el periodismo tradicional y en otras ciencias vinculadas a la publicación de contenidos, se consideraba la figura del gatekeeper como la pieza clave para decidir qué aparecía o no publicado, también siguiendo una serie de criterios (que podían ser positivos, si nos ceñimos, por ejemplo, a la publicación de contenidos cuyas fuentes han sido verificadas, o bien negativos, si se trataba de no publicar contenidos por presiones comerciales de los anunciantes, por ejemplo, que no querían que cierta información sobre su empresa fuese publicada al considerar que podía dañar su imagen). Sea como fuere, la figura del gatekeeper era, hasta hace tan solo unas décadas, una persona. A día de hoy, los algoritmos son los nuevos gatekeepers, por decirlo de algún modo, y por lo tanto, aunque los algoritmos han sido programados obviamente por seres humanos, su trabajo se convierte en algo sistemático, a escala gigantesca, y tremendamente falible por su cantidad de sesgos u omisioens, a la par que se deshumaniza esta parte del proceso, con lo que aquellos que están detrás quedan, en cierto modo, en la sombra, ocultando su responsabilidad en una u otra publicación, dejando su autorización o visibilidad —y, por ende, legitimación— en manos de la máquina. Sabemos, por ejemplo, lo que ocurrió con Cambridge Analytica y Facebook, quizás uno de los detonantes del agrio porvenir que le esperaba a la red social (cuya empresa madre se llama ahora Meta y que, como sabéis, incluye a Instagram, Facebook y Whatsapp) respecto a la percepción de que realmente Mr. Zuck y su colosal proyecto no cuidan para nada los derechos de los usuarios, sino que más bien explota y vende a terceros la información que estos comparten, aunque esta pueda ser usada en su propio perjuicio. En palabras de una destacada ex empleada que contribuyó a denunciar la realidad dentro de Facebook en una célebre y más reciente investigación del Wall Street Journal: «Había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para la empresa, y Facebook una y otra vez optó por optimizar para sus propios intereses, como ganar más dinero» (fuente).
En otro orden de cosas, un sello como Art21 y un artista como Andrey Detochkin, si algo no hacen es anteponer los intereses comerciales a su criterio u sonido, y aunque las máquinas tienen una importancia capital en el techno, precisamente por ser las que permiten generar tamaña cantidad de sonidos, la intuición y el talento humanos son lo que definen la senda que sigue el sonido, y la calidad con la que se realizan ciertos proyectos.
Me atrevería a decir que el sonido de Andrey Detochkin, cuyos releases han aparecido en multitud de sellos y lleva años dedicándose a la producción y metido en la electrónica desde los noventa del siglo pasado, alcanza con var future = true para Art21 una madurez loable, una definición clara y firme de lo que es el techno para el artista letón radicado en Alemania, a su vez fundador del sello Dux Sonus.
Aunque su perfil como artista esté lejos de “las masas”, Andrey Detochkin es todo un connoisseur y un productor asentado, que además, como hemos venido comentando a raíz del concepto de su nuevo release, dota a sus producciones musicales de un empaque reflexivo abierto al debate, como es el caso de var future = true, con la tecnología como eje sobre el que meditar, antes o después de bailar los tracks.
Tras el boom de los streamers, como los youtubers o los tiktokers, llega la cruda realidad: pocos viven realmente de ellos, solo un puñado se hacen ricos y el resto se dedica a remar en las fétidas aguas de la precariedad digital. De hecho, si comenzaba este artículo y première del próximo release de Andrey Detochkin hablando de los algoritmos como actuales gatekeepers de la era digital, imaginaos si, tras bajar de nuevo la guardia, de golpe cambias de profesión y te das cuenta de que que tu jefe, aquel que marca las directrices de cómo y cuándo trabajas, es en realidad un algoritmo, programado para no dejarte descansar aunque estés exhausto de intentar hacer todo aquello que te pide de manera inclemente. Si descansas, el jefe te baja el sueldo y te trata como si volviese a ser tu primer día de aprendizaje en el trabajo.
Por todo esto que hemos hablado, el track Behind The Algorithm, que estrenamos aquí en exclusiva, es una canción que te mantiene en vilo, con una melodía de agudos que encadena un beat que podría durar toda una noche: es un track pegadizo, estructurado meticulosamente, con el mismo rigor que un programador o un hacker pero en versión electrónica y lista para bailar.
A veces, cuando hablo de la importancia de la privacidad y nuestros derechos digitales, algunos amigos o amigas se extrañan de que le preste a ello tanta atención. Del mismo modo que la calidad de los altavoces determina la diversión y el disfrute en la pista, el trabajo de un algoritmo puede hacerte perder o ganar dinero, tiempo o, incluso, cordura.
Por suerte, si en la pista estamos en manos de Andrey Detochkin y Art21, podemos dejarnos llevar incluso con los ojos cerrados que llegaremos ahí donde deseamos, sin tener que transitar por estériles momentos de relleno o teniendo que aguantar sonidos adulterados por la mera moda o tendencia de turno, no habrá presencia de publicidad. Ojalá todos los algoritmos del mundo estuviesen programados con la misma seriedad y rigor, ojalá Facebook tuviese los mismos principios que un sello de techno independiente. Mientras el mundo digital sigue avanzando a trompicones, en medio del caos, la especulación y los rumores, por suerte nos queda una certeza: aunque Elon Musk sí se las ha dado de empalagoso productor de EDM (¿recuerdas?), por suerte para nuestros oídos Mark Zuckerberg no ha decidido convertirse en DJ, no todavía. Quien sabe si es este el motivo de su obsesión por el Metaverse: quizás quiere hacer un back to back con la decadencia de sus delirantes y oscuros algoritmos.